viernes. 19.04.2024

Sin responsabilidad social no hay medida que valga

Chica con mascarilla.
Chica con mascarilla.

Este verano promete asemejarse más a la añorada normalidad de la vida pre Covid-19. Entre la esperada "inmunidad de rebaño", los avances en los procesos de vacunación y el descenso en la tasa de contagios, todo parece favorable para vivir un verano despreocupado y sin restricciones.

La nueva medida que baraja Sanidad es que el uso de la mascarilla en el exterior no sea obligatorio. Tal y como está la situación a día de hoy parece una opción más que viable, sobre todo teniendo en cuenta que para finales de verano el 70% de los españoles ya estarán vacunados. Hecho más que posible dado el acelerón de la campaña de vacunación en estos últimos días.

Teniendo en cuenta que daremos paso al verano con más de 15 millones de españoles con, al menos una dosis de la vacuna, permitir caminar por la calle sin llevar mascarillas debería ser inevitable. La relajación de las medidas se ha ido dando de forma lenta, pero constante. Ritmo que ha resultado ser muy eficaz.

Todo parece estar en regla para dejar de llevar la mascarilla al aire libre, aunque queda por despejar una incógnita que puede resultar muy dañina: la responsabilidad social.

La relajación de medidas o el avance en las vacunas nunca ha significado el fin de la pandemia, aunque parece que no todo el mundo lo percibe de la misma manera. Ejemplo de ello fue la presencia en las calles de multitudes festejando el final del estado de alarma el pasado 9 de mayo.

Con lo cual, retirar la obligatoriedad de las mascarillas en la calle es el perfecto siguiente paso en la vuelta a la normalidad, aunque este paso exige el compromiso y la responsabilidad de todos, para garantizar la seguridad y el control del virus, que todavía sigue presente.

Sin responsabilidad social no hay medida que valga