sábado. 20.04.2024

Los últimos segundos: Adiós a la central térmica

Europapress
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Llamé a mi madre después de la demolición y me dijo que sentía desolación. Yo también la sentí, como otros muchos. Y es que hoy ha tenido lugar la demolición de las dos emblemáticas torres de la central térmica del pueblo de Andorra Teruel.

"No me quiero imaginar cómo estará mi padre", pensé. Me puedo llegar a imaginar el sentimiento de tristeza e impotencia que tiene una persona que ha trabajado gran parte de su vida en ese lugar y lo acaba de ver desaparecer tras una cuenta atrás entre escombros.

Así, a las 11:30 de la mañana de este viernes, ha supuesto un final para siempre.

Hoy es un día triste para todos los ciudadanos de este lugar, no solo porque hayan tirado abajo las torres tan icónicas de este lugar, sino porque la lucha llevada a cabo durante tantos años no ha sido justa.

El desmantelamiento de la misma central representa el cierre de una etapa de más de 40 años en la que se ha desarrollado una actividad de producción de energía con carbón.

Cerrada desde 2020, hemos tenido que decir adiós a una de las principales señas de identidad de este lugar, un patrimonio industrial símbolo de este pueblo.

Pero lo peor de todo ha sido cuando he visto en directo la demolición desde el periódico Heraldo de Aragón. Un sentimiento: rechazo. Rechazo hacia el “espectáculo”, que es como muchos lo han tratado. Un gesto muy irrespetuoso para los trabajadores que perdieron su empleo con el cierre de la central y que por desgracia están a la espera de alternativas laborales.

Pero más irrespetuoso y ridículo me ha parecido que se haya habilitado un espacio concreto para que políticos que han prometido empresas y proyectos pudiesen ver cómo se terminaba esta etapa. Y ya ni hablemos de los aplausos tras la explosión. Y menos del catering, puro show, como si fuese algo que tuviésemos que celebrar (parece que para ellos sí lo es).

Todo es efímero, todo se acaba, todo tiene su fin, pero que familias de esta comarca se hayan dejado la piel durante todos estos años luchando para evitar su cierre tras muchas promesas incumplidas, solo muestra una vez más el interés y egoísmo político que invade hoy en día nuestro país.

El futuro de la provincia se queda en un stand-by con un plan que todavía no ha sido aprobado, con una transición energética de placas fotovoltaicas. Se ha condenado así a la Comarca de Andorra y a la provincia de Teruel a una agonía inminente.

 

Los últimos segundos: Adiós a la central térmica