viernes. 29.03.2024

La solidaridad de los madrileños para apoyar a quienes peor lo estaban pasando ayudó a miles de personas cuando llegó la pandemia. Con la segunda ola de coronavirus encima, el reto es aún mayor. Las llamadas ‘colas del hambre’ para recoger comida no han dejado de existir, y a ellas se están sumando más personas en dificultades.

El padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz, ayuda desde hace años a los más necesitados en la Iglesia de San Antón, en el centro de la capital. En el Informativo Local de Madrid explica que la situación que se avecina es complicada. “Lo que nos toca ahora es salvar vidas. Por los datos que nos siguen dando de fallecimientos y de contagios, la situación tiene muy mala pinta. Pero tiene la buena pinta de que nos estamos concienciando”, asegura.

“En España hay pobreza y hay hambre”

Su esperanza es la solidaridad que ha visto entre los vecinos. Cree que las autoridades y la sociedad empiezan a reconocer la situación, porque en España “hay pobreza y hay hambre. Hay que ser realistas, estas enfermedades no son un juego, pero hay que tener esperanza y luchar”.

“Hay muchas personas que tenían negocios y los han perdido y no tienen para comer “

El número de personas que necesita comida no se ha reducido y de hecho, cada día son más. “Hay mucha gente que cuando llega la noche no tiene nada que dar de comer a sus hijos. Hay muchas personas que tenían negocios y los han perdido y no tienen para comer y vienen a pedir ayuda. Son personas que antes tenían un trabajo, podían comprar pan y leche. Hoy necesitan ir a los bancos solidarios para comer una vez al día”, ha explicado el padre Ángel.

Los vecinos organizados: la despensa solidaria de Carabanchel

Una muestra de la solidaridad vecinal está en la despensa solidaria de Carabanchel. Están repartiendo 200 cestas semanalmente. Desde que empezó la pandemia no han parado de aumentar su capacidad. Ahora mismo tienen una lista de 247 familias, pero no llegan a todas. 52 están en lista de espera. Cuando una se da de baja porque ya no lo necesita, atienden a otra. En total llevan ya 500 hogares.

Se abastecen con el apoyo de los vecinos y comercios que les proporcionan alimentos. Las mismas personas que necesitan esos productos, se encargan de organizarlos y repartirlos.

Hay 50 familias esperando ayuda

Yelena Sevich, que participa en la organización, pensaba que con el Ingreso Mínimo Vital bajaría su actividad, pero "no ha bajado el número de peticiones y constantemente tenemos una lista de espera de 50 personas.” Viven al día y dependen totalmente de la voluntad y la colaboración del barrio. No tienen ningún apoyo institucional.

Y lo peor parece que está por llegar. En días de lluvia, como esta semana en Madrid, la situación se complica. “Estamos preparando mantas para los que duermen en la calle. Hoy mismo, fue un día lluvioso, en la Iglesia de San Antón se estaban mojando”, cuenta el padre Ángel. Y lanza un último mensaje, dice que la solidaridad “ha calado y no hace falta ser una ONG para dar de comer.”

Solidaridad para combatir "las colas del hambre": el auge de las cestas y despensas...