jueves. 28.03.2024

Miguel y Rocío son una pareja de Málaga que ha tenido recientemente a su hijo Antonio. A pesar de ser unos padres encantados con su criatura sufren la condición de esta: Anoftalmia bilateral. A pesar de no poder darle unos ojos al pequeño si que podrían evitar que se le desfigure la cara. Para esto deberían ir a una clínica privada en Barcelona. La intervención para ponerle unos globos oculares artificiales cuesta más de 15.000 euros y piden ayuda para poder costearla. 

Antonio nació el 30 de Enero. Los médicos no habían detectado la anomalía hasta que nació. "Nada más cogerlo noté que algo no iba bien porque no abría los ojos”, cuenta Rocío. 

Al principio se barajó la opción de que tuviera los párpados sellados o ser ciego, y que lo derivarían al Materno. “Llegamos al Materno con la esperanza de que fuera solamente que debían separarle los párpados” Después de una ecografía y una resonancia llegó el diagnóstico: anoftalmia bilateral.

Fueron derivados al Hospital de La Paz en Madrid, donde les pilló la pandemia. En casa según cuenta el padre, todos le hablaban mucho a Antonio hasta que comenzó a a abrir un poquito los párpados. No obtuvieron cita hasta junio. Una vez atendidos les informaron de una clínica en Sevilla en la que podían ponerle unos globos oculares, ya que las cuencas de los ojos son importantes para que la cara se desarrolle de forma adecuada.

Allí les explicaron que antes de la operación se le ha de poner al pequeño una estructura de plástico llamada conformador para expandir la cavidad ocular. Y para ello, el centro privado los remitió otra vez al hospital malagueño. “Y en el Materno me dijeron que yo en mi casa le pusiera el conformador”, asegura. 

Ahora Rocío pide que lo deriven a una clínica privada de Barcelona donde podrían operar a su hijo. El proceso hasta la intervención duraría unos dos años y costaría 15.450 euros. Afirma que el sistema público sólo le costearía 5.000 euros. Les falta el resto y los desplazamientos. Demasiado dinero para una madre que no puede trabajar para cuidar de Antonio y un padre que es ayudante de cocina.

Miguel y Rocío, una pareja malagueña, piden ayuda para su bebé que nació sin ojos