jueves. 25.04.2024

El uso de mascarillas como medida de prevención esencial contra la pandemia de la COVID-19 ha rescatado la enfermedad cutánea por excelencia de la adolescencia: el acné. Los dermatólogos están comprobando un aumento en sus consultas de casos de una afección caracterizada por los granos y las espinillas.

"Lo que estamos viendo es que aparece más acné y estado seborreicos, como la dermatitis seborreica, porque la mascarilla genera una oclusión de la zona. Por el exceso de vapor de agua generada por la exhalación de aire, se produce un ambiente que es muy propicio para los gérmenes que producen inflamación de la glándula sebácea”, explica José Luis Martínez-Amo, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, a la agencia SINC.

Según el dermatólogo, al haber menos probabilidad de que se limpie la zona cuando se lleva la mascarilla, hay más tendencia a la producción de sebo y a que quede retenido, se produzca inflamación y, posteriormente, brotes de acné. “Con la mascarilla da menos el sol en la cara, que es un antiinflamatorio natural, por eso en verano estos procesos suelen mejorar, algo que no ocurre ahora”, alega el experto. A esto se suma un mayor estrés por la pandemia, que influye negativamente en estas afecciones de la piel.

Julián Conejo-Mir, catedrático de Dermatología de la Universidad de Sevilla, explica a SINC que los cuadros de acné pueden agravarse por mascarillas que producen mucha fricción sobre las mejillas y la zona central del rostro, o por las que son muy compactas o de material plástico o sintético que no permiten la evaporación a través de la piel. Además, reutilizarlas más veces de lo recomendado puede provocar sobreinfecciones bacterianas.

La no higiene de la cara después del uso de mascarillas puede provocar la aparición de...