viernes. 29.03.2024

El origen del coronavirus sigue siendo uno de las incertidumbres, y desvelar su origen podría prevenir futuras oleadas de Covid-19.

Al principio de la pandemia, se supo que el nuevo coronavirus comparte más del 96% de su genoma con un coronavirus que infecta a murciélagos. Ahora, un equipo internacional ha intentado reconstruir el árbol genealógico del SARS-CoV-2 y los resultados se han publicado en la revista Nature Microbiology.

Estos resultados determinan que el linaje de ambos coronavirus se separó hace 40 o 70 años, lo que significa que el SARS-Cov-2 llevaría décadas circulando entre los murciélagos.

Los autores aseguran que "se ve claramente en nuestros análisis", además de lanzar una advertencia, de que se puede haber diferenciado más linajes con los rasgos adecuados para infectar a los humanos.

Según los autores, son virus con una alta capacidad de intercambiar material genético, lo que implica que "será difícil identificar virus con el potencial de causar brotes importantes en humanos antes de que estos emerjan". "Es necesario disponer de un sistema de vigilancia de enfermedades humanas en tiempo real que rápidamente pueda identificar y clasificar patógenos".

“La evidencia actual es consistente con que la evolución del virus en murciélagos haya dado lugar a variantes capaces de replicarse en el tracto respiratorio superior tanto del humano como del pangolín”, explican los autores del estudio.

Han sido ya muchos los expertos que han rechazado la idea del origen artificial del virus mediante la manipulación genética. Según Boni, el primer firmante de esta investigación "Si el virus hubiera escapado de un entorno de laboratorio, los primeros individuos afectados habrían sido los empleados del centro y sus familias".

El coautor de esta investigación señala que, dibujar el árbol genealógico del nuevo coronavirus no es fácil ya que intercambia material genético fácilmente. Boni y sus equipo de expertos, utilizaron tres técnicas diferentes para identificar partes del genoma del virus que se han mantenido estables y sin sufrir intercambios genéticos.

Las tres técnicas utilizadas indican que comparte un linaje ancestral con su pariente conocido más próximo, catalogado como RaTG13.

Por otro lado, los investigadores también examinaron el origen de la proteína RBD, que es la encargada de abrir la puerta de las células humnas al encajar con su receptor, la proteína ACE2. Y por tanto, lo que se ve en esta investigación, es que, el SARS-CoV-2, RaTG13 y otros virus del pangolín comparten un linaje vírico ancestral.

El virus del Covid-19 existe desde hace décadas en los murciélagos