viernes. 29.03.2024

El cuarto programa de MasterChef 8 ya es historia de la televisión. La cocinera cordobesa Saray se ha despedido de los jueces por todo lo alto, la presión ha acabado con ella y se ha visto incapaz de controlar sus nervios. “¿Me he perdido algo?”, decía Jordi asombrado al ver cómo la aspirante presentaba una perdiz sin desplumar ante ellos como plato final.

La concursante cordobesa Saray ha querido retar al jurado, dejar claras sus intenciones en el talent y quitarse el delantal de la forma más flamenca posible.

Por otro lado, la aventura de los aspirantes en los estudios de grabación de “La casa de papel” se ha convertido en uno de los exteriores más míticos del talent. Sin duda alguna, no olvidará a esos jueces caracterizados y el divertido acting que, por otro lado, volvió loca a Luna a la hora de lucirse en la capitanía. Los aspirantes han abierto su corazón recordando su infancia y Teresa se ha emocionado como una niña proyectando su futuro como pastelera.

Sin lugar a dudas, el cuarto de MasterChef 8 será recordado con el paso del tiempo. Un programa difícil de olvidar y cargado de momentos tan potentes como los cinco que te dejamos a continuación.

Jordi le cuelga el delantal negro a Saray tras presentar solo cuatro galletas y un batido. El juez explica la falta de esfuerzo en la prueba y la aspirante se enfrenta.

Tras ver que su caja incluye una perdiz como la de Iván, Saray se niega a cocinar y comienza a preparar su salida. “Yo eso no lo toco ni muerta”.

Andy decide salvarse a sí mismo y llevar a su equipo a la prueba de eliminación. El aspirante consigue que todos le llamen gallina.

Durante la prueba de exteriores Saray se arrepiente por su comportamiento y pide perdón a los jueces. Una pena que sus palabras se alejaran de la realidad.

Saray realiza una entrevista para RTVE, por la pandemia del coronavirus, desde el salón de su casa de manera telemática. Encantadora y alegre se muestra, sobre todo, sincera. Contesta sin tapujos y sin hipocresía a todas nuestras preguntas. Saray responde siempre lo que piensa: "No tengo el comportamiento de la Infanta Leonor, qué hago, soy así. Soy una persona al natural como el atún. No puedo fingir. Es que yo soy La Saray. Quien me quiera bien, y quien no, carretera y manta."

Igual que sus alegrías han llenado el plató, sus enfados han hecho temblar el decorado de Masterchef. Y ella lo reconoce: "Yo no voy con ganas de pelear nunca, pero eso sí, como me toques las palmas, yo bailo."

Y se las debieron de tocar mucho cuando decidió presentar la perdiz sin desplumar al jurado del concurso. En un desafío lanzado al jurado que jamás habíamos presenciado: "Efectivamente. Yo dije: pues ya está. ¿Que me quieren joder aquí a tope concursantes, jurado y todos?... Digo: ahora se va a cagar la perra. ¿Que me queréis ver aquí quitando plumas como una perra? No, no, no. Yo no me voy a poner aquí a arrancar plumas para darte a ti la satisfacción. ¿Qué queréis? ¿Que haga el pajarraco puteada ante todos? Pues toma. Pajarraco vivo pa' ti. Y eso es lo que hice porque estaba enfadada. Muy enfadada."


Y reconoce que no fue su programa: "Yo ya la prueba la empecé mal. Tiró entonces la toalla a las primeras de cambio: "Claro. Lo tenía todo en contra. A 'Teresa la maléfica' que ya me había puesto el cuerpo malo. Al 'elfo engreído' que me había dado 20 minutos y ahora un pájaro muerto negro que yo no sé si eso era un aguilucho o qué era lo que era."

Del jurado dice que son demasiado fríos: "Están esperando a que hagas algo malo para pegarte tres palos en la espalda y terminarte de hundir. Y a mí eso la verdad es que no me gusta. A mí me gusta que si me tienen que decir las cosas, me las digan con una sonrisa en la cara y que me lo digan con un poco de cariño."

Pero matiza sus palabras cuando habla de Jordi Cruz, y eso que fue el más duro con ella: "Aunque es muy perrillo y muy malo, en el fondo sé que me tiene cariño. Te lo juro de verdad, que lo sé. Pero también se pasa mucho. Me dijo la otra vez: Saray tienes el paladar de una alcantarilla...¿perdona? Y ahora yo me tengo que callar. Y yo me tengo que callar porque ellos son el jurado: no, no, no..."

Tienen un grupo de Whatsapp y se mensajean a diario para "contarnos chismes" y para pasarse recetas. "Es que ¿sabes lo que pasa? Que la gente tiene mucha facilidad para llevarse bien, pero es que yo como vea cosas que no me gustan...
Por ejemplo, Teresa en el sillón: ¡Ay venga Saray! ¡Ánimo! Apoyándome. Luego me asomo otra vez a la venta y la veo que está en un columpio criticándome con Michael y hablando mal de mí. Entonces yo no puedo que esa persona me caiga ya bien."

Y es que Teresa, después del encontronazo que tuvieron en plató, se ha convertido en un enemigo para Saray: "Teresa tiene dos personalidades. Teresa tiene una parte súper guay que te crees tú que es como la mami, pero cuando te descuidas te hace así ¡Cuchillazo!"

Jose Mari, ya se vio en el programa 2, tampoco era su mejor amigo: "Jose Mari, porque es que es una 'mosssssssca' cojonera. A mí no me gusta. Es una persona que sí, que tiene una vis cómica que vale que sí, que te puedes reír, pero es que de verdad. Que no es bueno. Es mala gente. Si puede pisar a sus compañeros lo hará. Si te puede putear en alguna prueba, lo va a hacer. Con Jose Mari tienes que ir con 80 ojos porque como no te la de a la entrada, te la da a la salida. No me gusta ni un pelo."

Tampoco sale bien parado el abogado del concurso: "Mucho estratega y mucha película. Andy lleva un papel aprendido que se lleva estudiando desde que estaba en casa. Es un actor. Está haciendo el papel de un concursante que se llamaba Nathan. Y es el mismo papel, entonces a mí las copias baratas, me sobran."

Sí le caen bien Fidel, Adrienne y sobre todo Alberto y Ana. Para ella, son los dos finalistas de esta edición.

Saray tiene claras sus preferencias e insiste en que no son la familia de la que muchos concursantes presumen: "Lo que pasa es que la mayoría de la gente no se quiere pringar y no quiere contar la verdad...Todo ha estado muy bien, todo muy positivo, todo es happy... ¡Que no! Hay que contar la verdad, la realidad. Y no todo ha sido tan bonito ni tan happy ni tan...¡ayyyy! Ni tan Flower power. ¡No!"

De hecho Saray nos confiesa que muchas veces se ha sentido en terreno hostil: "Yo me volví loca. No sabía quién era de verdad y quién era de mentira. Yo decía, qué coño hago aquí. Quiero irme a mi pueblo, a mi barrio, con la gente que me quiere de verdad. No con esta gente, ¿cuántas caras tienen?". Por eso dice que se sintió liberada cuando llegó a su casa tras la expulsión.

Saray promete más guerra en la repesca

Ya sabemos, porque nos lo ha dejado claro, que no se arrepiente de lo que hizo, pero sí le hubiera gustado otra despedida: "Mira, cuando yo abandoné las cocinas sentía dentro de mí una impotencia... una rabia... ¿Este es el final de 'La Saray' en MasterChef? ¿Por qué?". Y dice que volvería a entrar sin duda. Que en la balanza pesa más lo bueno que lo malo.

Será por eso que ya piensa en la vuelta: "Voy a ir a la repesca y como me cojan le va a dar un dolorcillo a más de uno. Me encantaría entrar en la repesca sólo por ver sus caras. Sería muy fuerte. Yo creo que se morirían todos."

No sólo por dar más guerra. Dice Saray que, aunque no lo ha contado nunca, los 100.000 euros del premio le servirían para cumplir su sueño: "Aunque yo tengo a mi perra que es como mi hija, a mi me encantaría ser mamá. Yo con el premio de Masterchef hubiera intentando con un vientre de alquiler ser mamá. Tengo 28 años, pero yo me siento ya madre. Me gustaría tener mi niña, mi bebé."

Seguro que tenemos  Saray para rato. Ella es un animal televisivo. Y lo ha descubierto en Masterchef: "Me he dado cuenta que encanta el mundo de la comunicación y la televisión. Veo una cámara y me vuelvo loca. Me encantaría hacer un reality o un programa de televisión."

Veremos si consigue volver a las cocinas de Masterchef y qué cara ponen los concursantes y jueces en el reencuentro con la concursante más polémica.

Con un gesto flamenco Saray cruza la puerta de MasterChef y se despide del programa con un plato que jamás olvidaremos. 

La cocinera cordobesa Saray se despide de MasterChef 8 'de flamencas maneras'