Reproducimos en su integridad un comunicado emitido por la Hermandad Obrera de Acción Católica con motivo del Día Internacional de la Familia:
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La Hermandad Obrera de Acción Católica, con motivo del DÍA INTERNACIONAL DE LA FAMILIA, queremos ofrecer nuestra reflexión sobre la necesidad de que el trabajo sea un trabajo digno y con derechos, para que las familias obreras puedan vivir y realizar su misión de cuidar y acompañar la vida humana.
La Iglesia nos propone una comprensión de la familia y de su función social, que es importante poner en diálogo con la cultura actual y con las distintas propuestas de instituciones y organizaciones que buscan el desarrollo integral humano y social. Según la Doctrina Social de la Iglesia, la familia, “célula primera y vital de la sociedad”, debe ser considerada protagonista esencial de la vida económica, orientada no por la lógica del mercado, sino según la lógica del compartir y de la solidaridad entre generaciones.
Por ello, la realidad de las familias es uno de los elementos fundamentales que debe orientar toda la organización social y ética del trabajo, ya que éste es esencial en cuanto representa el medio de subsistencia prioritario y habitual. A través de él, las personas adquieren un conjunto de derechos sociales que les permiten darles estabilidad, seguridad, formación, realización personal, desarrollo de la vocación profesional… De ahí la importancia y la necesidad de cuidar el trabajo, para que sea digno, con derechos y así, las familias puedan cuidar y acompañar la vida humana.
Somos conscientes de que vivimos en un neoliberalismo económico y cultural que hace de la libertad personal un canto al descuido generalizado. Por eso, queremos situar el cuidado en su verdadera dimensión histórica y transformadora. Sólo desde ahí, podremos comprender el alcance del cuidado como paradigma de civilización alternativo al actual y que debemos protegerlo frente a todos los intentos de manipulación y desactivación ética.
Consideramos también, que es trabajo el que realizamos en la atención a las tareas de cuidado familiar o el que prestamos al servicio de la sociedad. Un trabajo que atañe tanto a la mujer como al hombre y que debe ser socialmente reconocido y valorado. Esto implica que el trabajo asalariado, el empleo, debe posibilitar a las personas tiempo de vida personal, para atender su dimensión familiar, social, política…
Para terminar, a todas y todos los militantes de la HOAC, con la fuerza del Evangelio y su lectura encarnada en la realidad que las familias trabajadoras viven, nos lleva a criticar y denunciar que la realidad actual de cómo se configura el sistema de producción y consumo, suponen un atentado contra la vida familiar y la visión que la Iglesia tiene de ella. Además, con nuestras reflexiones y gestos, queremos un cambio de mentalidad en quienes ven como lógico que la familia esté supeditada a las necesidades de producción y promovemos experiencias de comunión y cuidados con las familias más empobrecidas. (...)
Soledad Crespo Rueda. Presidenta de la HOAC de Córdoba.