lunes. 12.05.2025

Tras el devastador incendio que redujo a cenizas su restaurante en California, el chef italiano Bruno Serato encontró entre los escombros un crucifijo de plata. Para él, fue más que un simple hallazgo: lo consideró una señal divina que lo empujó a seguir adelante con fe renovada y propósito claro. Desde entonces, su historia se ha transformado en un poderoso ejemplo de resiliencia, solidaridad y vocación de servicio.

Hoy, Serato lidera un nuevo y sofisticado restaurante en Anaheim, el Anaheim White House, donde cada cena que se sirve a clientes adinerados permite alimentar a miles de niños necesitados en el sur de California. Su organización benéfica, Caterina’s Club, fundada en 2005 y bautizada en honor a su madre, reparte más de 5.000 cenas diarias gratuitas a menores en situación vulnerable en los condados de Orange y Los Ángeles.

Reconocido como CNN Hero en 2011 y galardonado con el Ellis Island Medal of Honor por su impacto social en Estados Unidos, Serato emigró desde Italia sin hablar inglés y con apenas 200 dólares. Hoy, se ha convertido en un símbolo de lucha y esperanza para miles de familias. Este octubre, su fundación celebrará su 20º aniversario, una fecha clave para reflexionar sobre los logros alcanzados y los retos superados.

Una figura clave en su trayectoria ha sido el papa Francisco, a quien conoció en cuatro ocasiones. En su último encuentro, el pontífice le elogió con las palabras “Bravo, bravo, continua così” (“Sigue así”), un mensaje que Serato interpretó como una misión divina. “Si dejo de hacer esto, ¡el Papa baja a regañarme!”, dijo entre risas a CBS News, en un emotivo reportaje de Steve Hartman que ha conmovido a la audiencia.

La cruz que rescató del fuego fue un regalo del propio papa Francisco. “No lo podía creer”, recuerda emocionado. “Eso fue sin duda una señal de Dios”.

A través de su carisma, humildad y compromiso social, Bruno Serato honra el espíritu de San Francisco de Asís —el santo patrón de los pobres que inspiró al Papa— y demuestra que incluso las tragedias más oscuras pueden dar paso a los actos más luminosos de compasión.

El chef que convirtió tragedia en solidaridad: 5.000 comidas diarias para niños