jueves. 28.03.2024

La ibogaína se ha utilizado durante miles de años en rituales chamánicos como alucinógeno, para suprimir el hambre y el cansancio, e incluso como afrodisíaco.

Pero la ibogaína, el principal ingrediente activo de la Tabernanthe iboga, un arbusto de África Occidental que crece en el Congo y Angola, puede ser mortal e incluso en dosis menores puede causar problemas cardíacos.

Ahora, científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) han desarrollado dos nuevos fármacos candidatos para el tratamiento potencial de la adicción y la depresión, inspirados en la farmacología de la ibogaína.

La parte de la "adicción" es muy interesante. Los índices de adicción a los analgésicos opiáceos en Estados Unidos son extremadamente altos. Las ventas de estos fármacos se han triplicado desde la década de 1990, junto con un aumento proporcional de las muertes por sobredosis.

En EE.UU. existe un gran interés por estudiar la ibogaína como forma de revertir los síntomas de abstinencia a los opiáceos, ya que un estudio observacional descubrió que "se asociaba con efectos sustanciales sobre los síntomas de abstinencia a los opiáceos y el consumo de drogas en sujetos en los que otros tratamientos no habían tenido éxito".

El equipo de la UCSF se inspiró en el efecto de la ibogaína sobre el transportador de serotonina (SERT) para buscar más de 200 millones de compuestos químicos que tuvieran el mismo efecto sobre el SERT que la ibogaína.

"Nuestros compuestos imitan sólo uno de los muchos efectos farmacológicos de la ibogaína y reproducen sus efectos más deseables sobre el comportamiento, al menos en ratones", afirma el Dr. Brian Shoichet, autor principal del estudio.

En los siglos XIX y XX, médicos de Europa y América experimentaron con el uso de la ibogaína para tratar diversas dolencias, pero la droga nunca obtuvo una aceptación generalizada y acabó siendo ilegal en muchos países.

El Dr. Shoichet explicó que parte del problema es que la ibogaína interfiere en muchos aspectos de la biología humana, pero que reducir la dosis 200 veces podría ser beneficioso para los pacientes.

Shoichet ha presentado las estructuras de las dos nuevas moléculas a Sigma Aldrich, la empresa de fabricación de productos químicos, con el objetivo de que otros científicos puedan probarlas, mientras él sigue buscando moléculas más precisas.

Una planta podría ser la clave para tratar la adicción y depresión