viernes. 29.03.2024

El Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) y el Hospital Clínico - Universidad de Barcelona han unido esfuerzos para contribuir a profundizar el conocimiento del posible peso del componente climático en la expansión de la pandemia y han elaborado un informe

Desde el estallido de la pandemia del Covidi-19 se han multiplicado los estudios para tratar de averiguar cuáles son los factores que ayudan o limitan su expansión. Los primeros casos en nuestro país fueron importados (probablemente de Italia). Estos y, posteriormente, los contagios sociales debido a la movilidad han sido el factor principal de expansión en la fase inicial. Probablemente los casos asintomáticos jugaron un papel importante en esta primera fase, hasta que se instauró una transmisión autóctona sostenida que dio lugar al aumento de casos, y de casos graves, en determinadas áreas. A partir de entonces, las medidas de contención han sido, con toda probabilidad, las responsables de la reducción en el número de contagios.

En esta fase se considera que las condiciones meteorológicas no han sido un factor especialmente relevante. Ahora bien, el elemento climático siempre se ha apuntado como un aspecto que podría jugar un papel de ahora en adelante, aunque secundario en contraposición con otros (hábitos sanitarios, densidad y flujos de población, capacidad de respuesta del sistema de salud, etc.).

Clima y expansión del Covid-19

En las últimas semanas han aparecido varios estudios preliminares que analizan la relación de la expansión del Covid-19 con la temperatura, especialmente centrados con lo sucedido en China y en la provincia de Hubei, principal foco inicial.

Uno de los estudios más completos, y basado en los datos registrados a 100 ciudades chinas, constata que la temperatura y la humedad relativa elevada asocian significativamente con las reducciones de casos de Covidien-19 (Wang et al. 2020).

Un estudio más reciente, aparecido el 7 de abril, ha desarrollado un conjunto de 200 modelos de nicho ecológico para proyectar la variación mensual de la idoneidad climática para la difusión del coronavirus SARS-CoV-2 a lo largo de un año climatológico típico (Araujo y Naimi, 2020).

Fruto del análisis, parece que la temperatura del aire, junto con la humedad, son los predictores que explican mejor la distribución de los brotes del virus, siendo las zonas demasiado frías, y las demasiado cálidas y excesivamente húmedas, las que tienen una menor exposición a los brotes. Otros estudios, sin embargo, no atribuyen a la humedad del aire un papel tan preponderante (Luo et al., 2020).

Este nuevo estudio promovido por el Instituto de Meteorología de Cataluña y el Hospital Clínico de Barcelona dirigido por los profesores Araujo y Naimi (2020) identifica una franja óptima entre los -3ºC y los 15ºC de temperatura media mensual, en la que se da la máxima probabilidad de expansión del virus. A partir de los 15ºC, su capacidad de respuesta expansiva comienza a disminuir claramente, y por encima de los 20ºC la respuesta (o probabilidad) de la expansión decae a la mitad.

Tomando los valores indicados en el estudio y considerando únicamente el factor climático, los próximos dos meses podrían convertirse en claves para amortiguar la capacidad expansiva del virus, dado que estaremos en la fase de transición hacia el verano, y varias comarcas del país alcanzarían progresivamente estos umbrales de los 15ºC y 20ºC de temperatura media.

Si bien es probable que el aumento de la temperatura y de la humedad ayude a una reducción del riesgo de contagio indirecto, no disminuirá significativamente el riesgo de contagio directo de persona a persona. Las medidas de protección individual, por lo tanto, se deberán mantener.

Aumento de radiación UV

Otro factor que podría ser importante, y que va ligado a la segunda mitad de la primavera y en verano, es el aumento del índice de radiación UV, que puede tener un efecto de reducción en la viabilidad y persistencia del virus en determinadas situaciones.

En cualquier caso, nuestro comportamiento individual y colectivo, siguiendo las medidas básicas de higiene y protección recomendadas, es el factor más importante, ahora mismo, para reducir el riesgo de contagios. El calor y el sol ayudarán, pensamos, pero por sí solos no reducirán bastante significativamente la transmisión del SARS-CoV-2.

La atribución del papel del elemento climático en la expansión de la pandemia es un campo de estudio en continua evolución, por lo que hay que tomar estos resultados aún con cautela.

En las próximas semanas, desde el Servicio Meteorológico de Cataluña y desde el Hospital Clínico - Universidad de Barcelona estarán atentos a nuevos estudios en esta línea, para mejorar y ajustar el conocimiento existente.
 

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