Su discapacidad le impedía realizar intervenciones quirúrgicas prolongadas pero Faustino encontró una solución en un exoesqueleto revolucionario de origen japonés.
Al llegar al hospital con su bastón, Faustino se transformaba una vez que se colocaba el exoesqueleto. Este dispositivo, introducido en España por la ONCE y conocido como "archelis", le permite caminar y descansar con solo accionar un botón, manteniéndose erguido con las piernas semiflexionadas como si estuviera sentado.
Gracias a este exoesqueleto, Faustino puede participar como ayudante del cirujano jefe en intervenciones que antes le resultaban imposibles debido a su incapacidad de permanecer de pie durante más de tres horas.
Ahora, ha participado en una cirugía que duró más de 4 horas sin experimentar dolor, inestabilidad ni cansancio.