jueves. 25.04.2024

Después de tantos rebrotes, el paso por un confinamiento, una nueva normalidad y un toque de queda, cuando Fernando Simón en los televisores españoles habla de "estabilidad" o "tendencia baja", podemos llegar a dudar de su palabra a diferencia del principio de la pandemia, al menos esto, en términos nacionales es una realidad. Mientras que en otras zonas de Europa recurren a medidas drásticas como los confinamientos domiciliarios en Bélgica, en España parece que hemos conseguido frenar la segunda ola grande de contagios. Obviamente estamos hablando de términos absolutos de ámbito nacional. Si nos vamos a determinadas zonas del norte como País Vasco, Cantabria, Asturias o a zonas del Levante español, como Murcia, Comunidad Valenciana o Andalucía, ya el análisis cambia.

Y es que, aunque en estos días volvamos a reducir los nuevos contagios por debajo de los 20.000 y las incidencias bajen a como 7 a 14 días, seguimos observando algunas tendencias algo preocupantes en algunas zonas del país. Poniendo ejemplos, País Vasco ha cuadriplicado sus casos en cuatro semanas; Asturias los ha triplicado; Cantabria los ha doblado, que no es poco. Por otra parte, en el resto del territorio español, en Comunidad Valenciana y Extremadura siguen aumentando los casos lentamente cuando en el resto del país parecen disminuir. Hasta Castilla y León preocupan por su alto índice de contagios por cada 100.000 habitantes llegando a los 800. Su tendencia lleva aumentando desde el pasado viernes, lo que supondría unos 7 días de subida, mientras que, en Burgos la situación empieza ya a ser crítica.

Recordemos que hablamos de Castilla y León como una comunidad cuyas camas UCI están ocupadas al 102%, es decir están convirtiendo en cama de unidad de cuidados intensivos aquello que buenamente pueden y tengan a mano.

Este problema hospitalario, que con tanta contundencia vemos a lo largo de Europa en países como Suiza, Bélgica y Francia, estando al borde del colapso nacional, no lo vemos en nuestro país de momento, aunque eso no quiere decir que estemos lejos de que ocurra. Es muy difícil saber realmente cuantas personas ingresan los hospitales españoles en una semana, pues los datos del RENAVE no están actualizados y no disponemos de la cifra de ingresos los viernes, sábados, ya que en fin de semana, el Ministerio no actualiza los datos. Aún así, podemos hablar de aproximadamente unos 2.100 ingresos al día de media, si nos guiamos por los datos que disponemos de domingo a jueves. Si tenemos en cuenta la media móvil a 14 días está en torno a los 17.000 casos diarios, con una pequeña fracción podemos comprobar que tenemos que uno de cada ocho casos detectados acaba ingresado en el hospital.

El problema llega cuando los ingresos sean de 1 entre 7 casos o de 1 entre 6 por afectar a los grupos de riesgo, ya que ahí si que hablaríamos de un colapso en los hospitales de algunas comunidades de nuestra nación al igual que ocurre en algunos lugares de Europa. Si la tendencia sigue al alza no solo las UCI de Castila y León colapsarán, también entrarían en juego comunidades como Aragón, Asturias, Cataluña, Melilla, Navarra y La Rioja; que ya tienen sus UCI al máximo si nos guiamos por su nivel anterior a la pandemia. 

Aunque hablemos en general de estabilidad, y con razón, esa estabilidad está muy mal repartida. En la última semana, la ocupación de camas UCI ha subido en un 10% de media nacional, pero en Cantabria ha subido un 112%, en Extremadura un 39,53%, en País Vasco un 28,42%, en Comunidad Valenciana un 21,58%, en Asturias un 18,51% y así sucesivamente. Si tenemos en cuenta que Asturias es la comunidad con mayor porcentaje de camas ocupadas por clínica Covid sobre camas hospitalarias totales, es razonable que estén pidiendo desesperadamente medidas más drásticas.

Lo bueno es que las cifras de los casos llevan dos semanas estables en 17.000 - 18.000 por día, así que como dicen las comunidades autónomas y notifica (con atraso) el Ministerio, cada día mueren más de 300 personas en nuestro país, tenemos un 1,71% de mortalidad. Es probable que ese porcentaje aún vaya a más en los próximos días, ya que llevamos dieciocho semanas viendo cómo crecen las defunciones sin pausa alguna. 

En el último mes, se han detectado 543.345 casos nuevos, aplicar esa tasa de mortalidad supone que, con esa pequeña diferencia de dos semanas en la notificación, pronto estemos en los 9.250 fallecidos mensuales. En cuanto suba el número de casos -de momento, no está siendo así o suba la tasa de mortalidad, eso, como ya hemos comentado antes, sí es más probable, no es descartable llegar a los 10.000.

De hecho, noviembre acabará en torno a esas cifras y diciembre es ahora mismo una incógnita. Si a Europa le está costando reconducir la situación con confinamientos severos, es imposible saber cuánto nos va a costar a nosotros con medidas más suaves. Esperar y publicitar una vacuna que aún no existe no puede ser motivo para la relajación. Llega el frío a España y con el frío, probablemente, nuevos repuntes en cuanto nos confiemos lo más mínimo.

  

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