sábado. 20.04.2024

Jimo Borjigin, profesor asociado de neurología de la Universidad de Michigan, descubrió una oleada de actividad cerebral en forma de ondas cerebrales gamma en el "punto caliente" del procesamiento consciente en 4 pacientes que no respondían y a los que se retiró el soporte vital con el permiso de sus familias.

El aumento, detectado con sensores de electroencefalograma (EEG), se correspondía con datos que Borjigin había observado anteriormente en el cerebro de ratas moribundas, y sugiere un incremento de la actividad cerebral durante la parada cardiaca en los momentos previos a la muerte.

Los datos, que Borjigin describió como los mejores posibles en este remoto campo de estudio, podrían ayudar a arrojar luz sobre el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte, descrito en el artículo de Borjigin como "una paradoja biológica que desafía la comprensión actual de la conciencia cercana a la muerte, que hasta ahora se creía ampliamente que no funcionaba".

Vice Media, que informaba sobre el artículo, afirmaba que es imposible saber exactamente cómo sería el aumento de las oscilaciones de ondas gamma en los cerebros de los cuatro pacientes en términos de experiencia sensorial, aunque una hipótesis era que podría haber componentes sonoros y visuales.

Las personas que han tenido visiones cercanas a la muerte cuentan historias muy parecidas: luces lejanas, sensación de levitación y un resumen de los recuerdos de su vida. La dolorosa pregunta inherente al descubrimiento de Borjigin es si esas experiencias se generan o no durante esta oleada de ondas cerebrales gamma.

Se necesita más investigación para establecer cualquier conexión entre esto y las experiencias cercanas a la muerte. Por ejemplo, uno de los puntos débiles del estudio de Borjigin es que sólo incluyó a cuatro personas y, de ellas, sólo dos tuvieron aumentos de ondas gamma en los momentos previos a la muerte.

Además, ambos pacientes eran propensos a sufrir convulsiones, aunque ninguno de ellos las había sufrido en las cuatro horas previas a su muerte.

Uno de los puntos fuertes del estudio era que mostraba cómo las ratas experimentaban picos en una amplia escala de actividad cerebral, mientras que en los cerebros humanos se concentraba en las ondas gamma.

"Lo que más me entusiasma es sondear el papel del cerebro en la parada cardiaca a partir de estos estudios", declaró Borjigin a Vice. "Nuestros datos revelan que el cerebro moribundo dista mucho de ser hipoactivo. Entonces, ¿por qué se activaría un cerebro moribundo? ¿Cuál es la función de la activación cerebral al borde de la muerte?".

"Producir un estado interno de conciencia (ECM) no puede ser su única función cuando la supervivencia está realmente en juego", concluyó. "Gran parte de mi investigación futura se centrará en la función del cerebro en la parada cardiaca, incluida la conciencia encubierta".

Descubren actividad cerebral en pacientes segundos después de morir