jueves. 28.03.2024

Investigadores del Hospital Infantil de Boston (Estados Unidos) han desarrollado un tratamiento que consigue revertir en ratones la parálisis producida por la toxina botulínica. Si se prueba en humanos, este enfoque representaría un gran avance en el tratamiento del botulismo. En ratones, el tratamiento logró entrar en las neuronas, revirtió la parálisis muscular en cuestión de horas y permitió a los ratones soportar dosis de toxina botulínica que de otra manera serían letales.

Aunque es raro, el botulismo puede causar parálisis y es potencialmente mortal. Es causado por toxinas que dañan los nervios producidas por el 'Clostridium botulinum', las toxinas más potentes que se conocen. Estas toxinas se encuentran a menudo en alimentos contaminados (las conservas caseras son las principales responsables). Los bebés también pueden desarrollar botulismo al ingerir esporas de 'C. botulinum' en la miel, la tierra o el polvo; la bacteria luego coloniza sus intestinos y produce la toxina.

Una vez que se desarrolla la parálisis, no hay forma de revertirla, excepto esperar a que las toxinas desaparezcan. Es posible que las personas con casos graves de botulismo tengan que mantenerse con respiradores durante semanas o meses. "Hay antitoxinas, pero solo funcionan antes de que las toxinas entren en las neuronas motoras. Lo que hemos desarrollado es la primera terapia que puede eliminar las toxinas después de que entran en las neuronas", explica uno de los líderes de este estudio, Min Dong.

Los investigadores necesitaban superar dos barreras técnicas que habían impedido que el botulismo fuera tratado eficazmente en el pasado. Curiosamente, su solución estaba en la propia toxina botulínica. "Una barrera para el tratamiento ha sido atravesar la membrana celular, lo cual es difícil para los medicamentos proteínicos. La otra es dirigirse a tipos específicos de células, y en este caso la especificidad hacia las neuronas motoras y las terminales nerviosas. Aprovechamos el hecho de que las neurotoxinas botulínicas se dirigen a las neuronas motoras de forma natural y eficiente, y pueden entregar una carga de proteínas a través de las membranas celulares", explica otro de los autores, Shin-Ichiro Miyashita.

Por lo tanto, el tratamiento tiene dos vertientes. Una toxina botulínica (desintoxicada a través de mutaciones introducidas) es el vehículo de entrega. La carga es un nanoanticuerpo derivado de los anticuerpos de los camellos, desarrollado por la Universidad de Tufts (Reino Unido). El equipo demostró que dos de estos llamados nanoanticuerpos pueden ser entregados en tándem en las neuronas, neutralizando las toxinas botulínicas tipo A y B de una sola vez.

Pero había un problema más que resolver. "Se había intentado esta idea y enfoque, pero era difícil deshacerse completamente de la toxicidad, hasta que identificamos una nueva toxina, la neurotoxina botulínica X, en 2017. A diferencia de otras toxinas botulínicas, esta nueva toxina no muestra toxicidad después de que introducimos mutaciones, y sirve como una herramienta de entrega segura", apunta Dong.

Además del botulismo, Dong cree que el nuevo tratamiento podría ser útil como agente de "reversión de bótox". Las inyecciones de bótox, usando pequeñas cantidades de la toxina botulínica tipo A, pueden tratar con seguridad las arrugas y muchas otras condiciones médicas como espasmos en el cuello, sudoración excesiva o vejiga hiperactiva. Sin embargo, cuando la inyección sale mal, puede causar una parálisis muscular no deseada como efecto secundario, y los pacientes tienen que vivir con la parálisis durante meses. "Podemos potencialmente inyectar nuestra proteína terapéutica y deshacernos del bótox en las neuronas y la parálisis en pocas horas", asegura Dong.

Consiguen revertir la parálisis del botulismo en ratones