viernes. 29.03.2024

El dolor de cabeza (cefalea) podría indicar una mejor evolución clínica de la COVID-19. Lo expone el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, que que la pérdida del olfato y del gusto es mucho más común en las personas con infección de SARS-CoV-2 que tienen dolor de cabeza.

Una de las hipótesis explica que el virus podría imitar la aparición de la migraña, en la cual se genera una fuerte inflamación del sistema trigeminovascular, que provoca el dolor. La revista 'Cephalalgia', ha explicado en su publicación que la inflamación cercana a las fosas nasales puede ser una medida de protección contra el virus, ya que podría evitar aquella acumulación de citrinas que se asocian al virus. 

El estudio surgió por la curiosidad de los especialistas del hospital, que teniendo en cuenta que a cefalea, la anosmia (pérdida del olfato) y la ageusia (pérdida del gusto)son síntomas neurológicos frecuentes asociados al coronavirus, decidiendo indagar sobre una asociación entre su aparición y el pronóstico de la COVID-19.

Para poder realizarlo, se analizaron los síntomas y evolución de 130 pacientes con COVID-19 que llegaron a Urgencias de Vall d'Hebron durante tres semanas, entre marzo y abril, que fueron atendidos por un neurólogo a causa de la necesidad de reorganizar a profesionales ante la enrome cantidad de pacientes durante la primera ola de COVID-19.

"Que parte de los pacientes fueran visitados por médicos con diferentes especialidades permitió llevar a cabo estudios desde diferentes puntos de vista, que aportan información con síntomas que no solo son respiratorios", subrayó Patricia Pozo, jefa del grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del VHIR y neuróloga del Hospital Vall d'Hebron.

De los pacientes que han servido al estudio, el 74,6% sufrían dolor de cabeza, aunque solo el 19,6 % tenía historia clínica de migrañas episódicas previas a la enfermedad, siendo en la mayoría, cefaleas leves o moderadas, pero en una cuarta parte de los pacientes, sobre todo mujeres y personas jóvenes, era más parecida a una migraña.

En un 21,4 % de los pacientes con dolor de cabeza persistente se trataba de síntomas prodrómicos, lo que significa que aparecían antes que el resto de síntomas. 

"Parece claro que la presencia de cefalea es un factor de buen pronóstico de la COVID-19 y podría servir para predecir su evolución", ha resumido Pozo. En el estudio también se encontró una asociación entre entre cefalea y anosmia y ageusia, ya que la pérdida de estos sentidos era mucho más común en personas con dolor de cabeza.

Seis semanas después de la llegada a urgencias, se realizó un seguimiento de la evolución de cien de los pacientes que habían participado en la primera fase del estudio. De estos, 74 mostraron cefalea y, y durante el seguimiento, 28 de estos aun mostraban esta afección y mostraban poca receptividad al tratamiento. 

"Estos resultados demuestran que el dolor de cabeza puede persistir después de que la COVID-19 se resuelva, incluso en personas sin historia previa de migrañas ni cefaleas recurrentes", según los investigadores, que reconocen que el estudio no incluye casos muy graves de la enfermedad, a los que no podían entrevistar, ni muy leves, porque no iban al hospital.

A pesar de esto, Pozo mantiene que cambiar el concepto de que la cefalea sea un síntoma poco relevante en pacientes con COVID-19 y hay que estudiar en profundidad su asociación para entender la evolución de la enfermedad y mejorar el tratamiento". De esta manera, los investigadores creen que la infección por SARS-CoV-2 podría producir el dolor de cabeza y una de las hipótesis es que el virus podría imitar la aparición de la migraña, en la cual se genera una fuerte inflamación del sistema trigeminovascular, que provoca el dolor.

De acuerdo con Pozo, "esta inflamación local cercana a las fosas nasales serviría como sistema inicial de defensa contra el virus, que en las personas con cefalea sería más fuerte y evitaría una tormenta de citocinas". 

El dolor de cabeza podría indicar una mejor evolución clínica de los pacientes de COVID