sábado. 20.04.2024

La llegada de la nueva cepa del virus COVID-19, la Delta, ha llegado en un momento en el que ya se tenían ciertas nociones de la enfermedad y su evolución. La nueva variante es más agresiva, más peligrosa y más contagiosa, infectando a personas previamente vacunadas y generando síntomas más graves con mucha más facilidad.

De todas formas, las vacunas siguen mostrando su eficacia ante la nueva variante, reduciendo la sintomatología y los casos de hospitalización. 

La OMS ya ha hablado sobre la evolución de los síntomas del virus, así como el perfil de la persona contagiada tras la aparición de la cepa Delta y las vacunas.

En cuanto a la sintomatología de la variante original del COVID-19 antes de la llegada de las vacunas, se puede destacar la fiebre, la tos seca persistente, el cansancio, la falta de aire y la pérdida del gusto y el olfato.

Entre los síntomas que presentan aquellos que se contagian de la variante Delta sin haber recibido la inmunización destacan el dolor de cabeza y de garganta, las secreciones nasales, la fiebre y la tos seca persistente.

La sintomatología de aquellos que se contagian de la Delta habiendo recibido una dosis de la vacuna incluye dolor de cabeza y de garganta, secreciones nasales, estornudos y tos seca persistente. Para los contagiados que hayan recibido la pauta completa de vacunación, los síntomas son prácticamente los mismos, añadiendo la pérdida del olfato y el gusto.


 

Así ha cambiado la sintomatología del SARS-Cov-2 con la llegada de la variante Delta