miércoles. 24.04.2024

CBN/The Conversation

Por: William Petri, Profesor de Medicina en la Universidad de Virginia.

A medida que el otoño se acerca rápidamente, muchos se preguntan si la carrera por una vacuna dará sus frutos en enero de 2021.

Soy médico-científico y especialista en enfermedades infecciosas en la Universidad de Virginia, donde atiendo a pacientes y llevo a cabo investigaciones sobre COVID-19. Ocasionalmente me preguntan cómo puedo estar seguro de que los investigadores desarrollarán una vacuna exitosa para prevenir el COVID-19. Después de todo, todavía no la tenemos para el VIH, el virus que causa el SIDA.

Aquí es donde se encuentra la investigación actual, donde creo que estaremos en cinco meses y por qué podemos ser optimistas respecto a tener una vacuna contra el COVID-19.

1. El sistema inmunológico humano cura el COVID-19

Hasta en el 99% de los casos de COVID-19, el paciente se recupera de la infección y el virus se elimina del cuerpo.

Algunas de las personas que han tenido COVID-19 pueden tener niveles bajos de virus en el cuerpo hasta tres meses después de la infección. Pero en la mayoría de los casos, estas personas ya no pueden transmitir el virus a otras personas 10 días después de haber enfermado.

Por lo tanto, debería ser mucho más fácil hacer una vacuna para el nuevo coronavirus que para infecciones como el VIH, donde el sistema inmunológico no puede curarlo de forma natural. El SARS-CoV-2 no muta de la forma en que lo hace el VIH, lo que lo convierte en un objetivo mucho más fácil de controlar para el sistema inmunológico o para la acción de una vacuna.

2. Los anticuerpos dirigidos contra la proteína "Spike" o "Espiga" de la superficie del COVID-19 previenen la infección

Una vacuna protegerá, en parte, al inducir la producción de anticuerpos contra la proteína "Spike" o "Espiga" que se halla en la superficie del SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, y que es esencial para que el virus pueda infectar las células humanas

El virus necesita la proteína "Spike" para adherirse e ingresar en las células humanas para reproducirse. Los investigadores han demostrado que los anticuerpos, como los producidos por el sistema inmunológico humano, se unen a la proteína "Spike", la neutralizan y evitan que el coronavirus infecte las células en cultivo de laboratorio.

Se ha demostrado que las vacunas en los ensayos clínicos generan anticuerpos anti-picos que bloquean la infección por virus en las células del laboratorio.

Al menos siete empresas han desarrollado anticuerpos monoclonales, anticuerpos fabricados en laboratorio que reconocen la proteína "Spike". Estos anticuerpos se vienen estudiando en ensayos clínicos para probar su capacidad para prevenir infecciones en aquellos que están expuestos, por ejemplo, a través de un contacto doméstico.

Los anticuerpos monoclonales también pueden ser eficaces para el tratamiento. Durante una infección, una dosis de estos anticuerpos monoclonales podría neutralizar el virus, dando al sistema inmunológico la oportunidad de ponerse al día y fabricar sus propios anticuerpos para combatir el patógeno.

3. La glicoproteína "Spike" o "Espiga" contiene múltiples objetivos

La proteína "Spike" tiene muchas ubicaciones donde los anticuerpos pueden unirse y neutralizar el virus. Esa es una buena noticia porque con tantos puntos vulnerables, será difícil que el virus mute evitando la eficacia de la vacuna.

Varias partes de la proteína necesitarían mutar para evadir los anticuerpos neutralizantes "anti-Spike". Demasiadas mutaciones en la proteína "Espiga" cambiarían su estructura y la harían incapaz de unirse a ACE2, que es clave para infectar células humanas.

4. Hoy día sabemos cómo hacer una vacuna segura

La seguridad de una nueva vacuna COVID-19 mejora si los investigadores comprenden los posibles efectos secundarios de la vacuna y cómo evitarlos.

Un efecto secundario observado en el pasado fue el aumento de la infección dependiente de anticuerpos. Esto ocurre cuando los anticuerpos no neutralizan el virus, sino que le permiten entrar en las células a través de un receptor destinado a los anticuerpos. Los investigadores han descubierto que al inmunizarse con la proteína "Spike", se pueden producir altos niveles de anticuerpos neutralizantes. Esto reduce el riesgo de mejora.

Un segundo problema potencial que plantean algunas vacunas es una reacción alérgica que causa inflamación en el pulmón, como se observó en personas que recibieron una vacuna de virus respiratorio sincitial en la década de 1960. Esto es peligroso porque la inflamación en los espacios de aire de los pulmones puede dificultar la respiración. Sin embargo, los investigadores ahora han aprendido a diseñar vacunas para evitar esta respuesta alérgica.

5. Varias vacunas diferentes en desarrollo

El gobierno de los Estados Unidos está apoyando financieramente el desarrollo de varias vacunas diferentes a través de Operation Warp Speed.

El objetivo de Operation Warp Speed ​​es entregar 300 millones de dosis de una vacuna segura y eficaz para enero de 2021.

El gobierno de los Estados Unidos está haciendo una gran inversión, comprometiendo US $ 8 mil millones, unos 7.200 millones de euros  para siete vacunas COVID-19 diferentes.

Al respaldar múltiples vacunas COVID-19, el gobierno está cubriendo sus apuestas. Solo una de estas vacunas debe demostrar ser segura y efectiva en ensayos clínicos para que una vacuna COVID-19 esté disponible para los estadounidenses en 2021.

6. Vacunas que han superado ensayos de fase I y II

Los ensayos de fase I y fase II prueban si una vacuna es segura e induce una respuesta inmunitaria. Los resultados hasta la fecha de tres ensayos de vacunas diferentes son prometedores, ya que desencadenan la producción de niveles de anticuerpos neutralizantes anti-Spike que son de dos a cuatro veces más altos que los observados en personas que se han recuperado del COVID-19.

Moderna, Oxford y la empresa china CanSino han demostrado la seguridad de sus vacunas en ensayos de fase I y fase II.


7. Se están realizando ensayos clínicos de fase III.

Durante un ensayo de fase III, el paso final en el proceso de desarrollo de la vacuna, la vacuna se prueba en decenas de miles de personas para determinar si funciona para prevenir la infección con SARS-CoV-2 y si es segura.

La vacuna producida por Moderna y NIH y la vacuna de Oxford-AstraZeneca comenzaron los ensayos de fase III en julio. Otras vacunas COVID-19 comenzarán la fase III en unas semanas.

8. Aceleración de la producción y despliegue de vacunas

Operation Warp Speed ​​asume el coste total de producir millones de dosis de vacunas y apoya la fabricación de vacunas a escala industrial incluso antes de que los investigadores hayan demostrado la eficacia y seguridad de las vacunas. Ya se ha invertido una ingente cantidad de dinero en fabricación que puede más tarde no servir para nada.

La ventaja de esta estrategia es que una vez que se demuestre que una vacuna es segura en los ensayos de fase III, ya existirá una reserva y podrá distribuirse inmediatamente sin comprometer la evaluación completa de la seguridad y la eficacia.

Este es un enfoque más prudente que el de Rusia, que está vacunando al público con una vacuna antes de que se haya demostrado que es segura y eficaz en la fase III.

9. Ya se están formalizando contratos de comercialización y distribución de vacunas

McKesson Corp., el mayor distribuidor de vacunas en los Estados Unidos ya ha sido contratado por los CDC para distribuir una vacuna COVID-19 en los países y localidades, incluidas clínicas y hospitales, donde se administrará la vacuna.

Creo que es realista que sepamos en algún momento a fines de 2020 si algunas vacunas COVID-19 son seguras, exactamente cómo de efectivas son y cuáles deberían usarse para vacunar a la población de Estados Unidos en 2021.

William Petri es Profesor de Medicina en la Universidad de Virginia, especializado en Enfermedades Infecciosas y Salud Pública Internacional.

Este artículo se ha extraído de  The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Puede leer el artículo original en este enlace.

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