Las intensas lluvias de los últimos días han llevado al embalse de La Colada, ubicado en El Viso, a superar el 92% de su capacidad, acumulando 53 hectómetros cúbicos de agua. Esta situación ha obligado a la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) a tomar medidas, abriendo sus compuertas en la mañana del martes para aliviar presión y anticiparse a las próximas precipitaciones.
Mientras tanto, el embalse de Sierra Boyera, que en el pasado sufrió graves problemas de sequía y calidad del agua, también ha recuperado sus niveles, alcanzando un 75% de su capacidad, con 30 hectómetros cúbicos almacenados.
El recorrido del agua y su impacto
El excedente liberado de La Colada fluye hacia el río Guadamatilla, que desemboca en el Zújar antes de alimentar el Guadiana. No obstante, antes de llegar a este último, el agua se encuentra con La Serena, el embalse más grande de España y uno de los más importantes de Europa, con 3.200 hectómetros cúbicos de capacidad.
Dada la inmensidad de La Serena, la incorporación del agua de La Colada será prácticamente imperceptible en el volumen total del embalse. Además, cualquier contaminación residual que pueda arrastrar terminará diluyéndose en esta vasta masa de agua artificial.
Un embalse clave en la sequía
La Colada se construyó como una reserva estratégica para el norte de Córdoba y el sur de Badajoz. Su papel fue fundamental durante la sequía que dejó vacío Sierra Boyera, permitiendo mantener el suministro en la zona. Sin embargo, el agua almacenada durante tanto tiempo no era apta para el consumo, ya que presentaba elevados niveles de contaminación, lo que impidió que Sierra Boyera pudiera potabilizarla.
Ahora, con el incremento en las reservas hídricas gracias a las lluvias, la situación en ambos embalses ha cambiado radicalmente, ofreciendo un panorama mucho más tranquilizador para el abastecimiento de agua en la región.