viernes. 19.04.2024

Consejos de enfermeros y enfermeras cordobeses para protegerse de las altas temperaturas de los próximos días

El Colegio de Enfermería de Córdoba recuerda las principales recomendaciones a seguir para prevenir posibles problemas de salud por altas temperaturas, y cómo reconocer y actuar en caso de sufrir un golpe de calor o agotamiento por calor

Bajan hasta al menos nueve grados las temperaturas en Córdoba. - Imagen de archivo
Señora utiliza el abanico para intentar taparse del sol y del calor. Twitter. Archivo

Ante la llegada este fin de semana de una fuerte ola de calor en Córdoba, en la que las temperaturas podrían alcanzar mañana los 42 grados, y el domingo los 45 grados en la capital cordobesa, según las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET); el Colegio Oficial de Enfermería de Córdoba, en su objetivo de ofrecer consejos para la salud a los ciudadanos, quiere recordar una serie de recomendaciones para prevenir posibles problemas, pero también para saber cómo reconocer y cómo actuar en caso de sufrir un golpe de calor o un agotamiento por calor. Consejos válidos durante todo el verano, pero que, lógicamente, son de especial relevancia ante las previsiones que apuntan que este fin de semana la provincia cordobesa podría superar su récord –y el récord nacional- de temperatura máxima, registrado en julio de 2017, cuando Montoro llegó a los 47,3 grados y Córdoba capital a los 46,9 grados.

En primer lugar, para evitar problemas como consecuencia de las temperaturas extremas se deben tomar una serie de medidas como utilizar ropa y calzado ligero, cómodo y transpirable, y usar sombrero o gorra y gafas de sol, además de protección solar, en caso de tener que salir a la calle. En casa, bajar las persianas y cerrar las ventanas al calor, y refrigerar las estancias en la medida de lo posible.

Otras de las medidas es evitar la exposición al sol en las horas centrales del día -de las 12.00 a las 17.00 horas-, reducir la actividad física y el deporte en el exterior en estas horas, y permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos o a la sombra, evitando exposiciones prologadas al sol. También resulta fundamental hidratarse y beber agua frecuentemente, incluso sin sed, si no existe una restricción hídrica por otros motivos o patologías, hasta llegar al litro y medio o dos litros al día entre agua, zumos y bebidas isotónicas, evitando las bebidas con cafeína, alcohol o azucaradas que favorecen la pérdida de líquido corporal.

Entre las cosas que hay que evitar está también permanecer dentro de un vehículo estacionado y cerrado al sol, pues la temperatura interior asciende rápidamente, así como utilizar aparatos que produzcan calor, como el horno, que hacen que aumente la temperatura ambiental.

Además, conviene recordar que el calor no afecta a todas las personas por igual, por lo que hay que tener especial vigilancia de las personas mayores, sobre todo si viven solas o son dependientes, las personas con enfermedades crónicas o medicadas (que toman antihipertensores, antidepresivos, etc.), aquellas que tienen sus facultades mentales disminuidas o con sobrepeso, así como los menores de 4 años y los trabajadores al aire libre.

En este sentido, el Plan de prevención e intervención de los efectos de las temperaturas excesivas sobre la salud de la Consejería de Salud y Familias con el que trabajan las enfermeras de los centros de salud cordobeses define como población en especial riesgo a las personas mayores de 65 años con patologías y medicadas, a personas con trastornos mentales graves y a menores de 4 años, especialmente lactantes; estableciendo diferentes niveles de alerta que aumentan si, además, las personas residen en una vivienda difícil de refrigerar o en infraviviendas, a las que se les hace un seguimiento personalizado.

Golpes de calor

Las altas temperaturas pueden provocar tanto golpes de calor, que se producen por el aumento de la temperatura corporal por una exposición prolongada al sol o por realizar actividad física en ambientes calurosos o con poca ventilación; como el agotamiento por calor, que sucede cuando tras varios días de calor, con la sudoración excesiva se reducen los fluidos corporales y las sales minerales.

En el golpe de calor hay que estar atentos a los síntomas, pues en caso de producirse, sin ayuda sanitaria urgente puede ser fatal. En caso de notar sequedad, piel roja, pulso rápido, dolor intenso de cabeza, mareos, confusión, debilidad muscular o calambres, náuseas, vómitos y pérdida de conciencia hay que avisar a los servicios de urgencias lo antes posible. Mientras se espera la ayuda hay que enfriar el cuerpo, con paños de agua fría o un baño o ducha fría si es posible, además de beber agua fresca poco a poco.

En el agotamiento por calor los síntomas son debilidad, fatiga, mareos, náuseas o desmayo. En este caso lo mejor es descansar en un lugar fresco, en una habitación oscura e hidratarse con zumos y bebidas diluidas en agua. Sin embargo, si los síntomas empeoran o perduran en el tiempo, es conveniente consultar con el profesional sanitario de referencia.

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