La secretaria de Empleo de CCOO de Córdoba, Ana Belén Acaiña, ha reconocido hoy tras conocer los datos del paro del mes de julio que la subida del desempleo en 178 personas es menor de lo que esperaba, a tenor de las últimas cifras de la Encuesta de Población Activa, que arrojan 80.000 personas paradas en el segundo trimestre del año.
No obstante, Acaiña ha mostrado su preocupación por un nuevo descenso de la contratación, con 2.785 contratos menos que en junio y 4.791 menos que en el mismo mes del año anterior. “Nos preocupa que hayamos alcanzado el tope de contratación indefinida en la provincia -que supone el 38,33% de los contratos realizados en lo que va de año-, porque creemos que aún hay margen para reducir la temporalidad y ganar en calidad de empleo”, dijo.
Córdoba contaba en julio con 61.864 personas en paro, el 61,28% de ellas mujeres, que vuelven a ser, un mes más, las que más sufren los estragos del desempleo. “Las diferencias entre las cifras de la EPA y las del paro, la tasa de paro que recoge la EPA (21,81%), habiendo subido la afiliación a la Seguridad Social en mil personas en julio, y una menor contratación, nos llevan a pensar que está creciendo la actividad sumergida en la provincia”, apuntó la responsable sindical.
La reforma laboral ha tenido un efecto muy positivo sobre el mercado laboral cordobés, pero “empezamos a notar signos de cansancio y, por desgracia, ya sabemos que en Córdoba existe una parte importante de empresariado que sigue buscando su rentabilidad en la reducción de salarios o el despido, en vez de en la mejora de otras variables, como la optimización de recursos, la mejora de los procesos productivos o la apertura a nuevos mercados”, advirtió la secretaria de Empleo de CCOO.
“La economía sumergida realmente no beneficia a nadie, ni a la persona trabajadora, que no está cotizando de cara a futuras prestaciones, ni a la sociedad en su conjunto, ya que se está cometiendo un fraude a la Seguridad Social y a Hacienda que repercute en toda la ciudadanía y ni siquiera al empresario, que puede tener la falsa ilusión de que está ganando cuando al empobrecer a las personas trabajadoras disminuye la renta disponible para consumo, lo que supone, a medio y largo plazo, menos posibilidades de venta”, resumió Acaiña.