Se trata de un elemento arquitectónico del siglo XVI ubicado en el arroyo de Santa María. Debido a la peligrosidad del estado en el cual se encuentra el puente, el Ayuntamiento del pueblo cordobés explica mediante un comunicado: "es bastante frecuente que en las visitas de particulares y grupos a este elemento patrimonial, se acceda a él bien para fotografiarse, pasar al otro lado del cauce o simplemente ver el paisaje desde lo alto".
Además, las autoridades inciden en que el puente carece de protecciones contra caídas a lo que se suma su debilidad estructural. Por este motivo y para evitar así sucesos más graves, el Ayuntamiento ha decidido "encarecidamente a la ciudadanía que no suba al puente bajo ningún concepto".
Dicho elemento arquitectónico está formado por un arco de ladrillos cuyo origen es desconocido, aunque los historiadores lo datan de entre los siglos XVI y XVII.
