Chennor ha estado tres veces en la cárcel y ha cumplido casi cinco años de condena. Ha pasado de ser conocido como Sniper (francotirador) a Too nice (supersimpático). Desde los seis años vivió en la calle y se convirtió en el rey de las peleas. En la cárcel sufrió abusos sexuales: "La primera vez me echaron algo en la comida y me dejaron sin fuerzas, era consciente de todo, pero no podía defenderme", asegura. La segunda, sin embargo, los abusos fueron consentidos: "Tenía tanta hambre que los acepté a cambio de comida", reconoce con dolor. Cuando salió de la cárcel enfermó y acudió a los Salesianos: "Me atendieron, me cuidaron, aprendí un oficio. El primer sueldo que gané se lo di al padre Jorge para que ayudara a otros chicos como yo y, desde entonces, estoy con Don Bosco para lo que necesiten y voy a la cárcel para ayudar a los menores inocentes", comenta.
El próximo 1 de octubre, a las 20:30 horas, en el Teatro El Silo (Avenida El Silo, s/n)) presentamos Libertad, el nuevo documental de MISIONES SALESIANAS, dirigido por Raúl de la Fuente, que refleja cómo es la vida en la prisión de Pademba, sobre todo para los menores, y cómo los misioneros salesianos trabajan para darles esperanza y ayuda legal para salir y recuperar sus vidas.
"En Pademba hay hambre, hay sed, hay mal olor, hay maltrato... y hay niños", dice Jorge Crisafulli, misionero salesiano que entra todas las semanas en la prisión para apoyar a los internos, sobre todo, a los menores.
Más de 1,2 millones de niños, niñas y jóvenes en todo el mundo se encuentran privados de libertad en comisarías, prisiones o centros de reclusión para menores, según Naciones Unidas. La mayoría no tiene antecedentes y se encuentran entre rejas por deambular por la calle por la noche sin rumbo fijo. Los menores que son privados de libertad ven cómo sus derechos son violados sistemáticamente. Muchos niños y niñas son tratados como delincuentes cuando en realidad lo que necesitan es un poco de apoyo y asistencia social. "El envío de un menor a un centro de reclusión debería ser el último recurso, pero la realidad es que en muchos lugares en un procedimiento habitual", dice Ana Muñoz, portavoz de MISIONES SALESIANAS.