miércoles. 24.04.2024

Miguel Fernández es un catalán de 38 años que actualmente se encuentra viviendo en la ciudad de Norman (Oklahoma).

Cuando recibió un aviso de que la farmacéutica Pfizer estaba buscando sujetos de prueba en su ciudad, Fernández no dudó en someterse al tratamiento, ya que, según él, "no lo consideré un acto extraordinario, creía que había que hacerlo".

El pasado mes de agosto, la empresa contactó con el catalán, quien no tardó más de diez minutos en rellenar la documentación pertinente por la cual autorizaba a la empresa a someterle al tratamiento de la vacuna.

No fue hasta principios de septiembre cuando Fernández recibió la primera dosis en su cuerpo. Entonces, la farmacéutica aseguraba un porcentaje de eficacia de la vacuna de un 90%. Sin embargo, para el español, las primeras horas tras el tratamiento fueron bastante incómodas.

“Tuve unas cinco horas de dolor de cabeza, malestar general, dolor muscular, fiebre, lo que habitualmente se tiene en un caso de gripe”, recuerda. "Tras la segunda dosis que me inyectaron 21 días después, tuve más dolor e hinchazón en el brazo, pero menos fiebre".

Sin embargo, Miguel Fernández asegura que en ningún momento dudó en echarse atrás ni abandonar el tratamiento, ya que estaba realizando una labor social por la cual se podrían salvar muchas personas. Es por esto por lo que su familia le considera "especialmente valiente". El catalán ha explicado que su familia “sufre un poco por él, cosa que agradece pero que no hace falta porque está perfectamente”.

El tratamiento al que se está sometiendo Fernández tiene una duración aproximada de 26 meses, pero la farmacéutica le ha autorizado a abandonar la prueba si así lo considera oportuno. Sin embargo, el catalán ha explicado que quiere permanecer en el proyecto hasta que se determine una resolución oficial.

Miguel Fernández, español voluntario de la vacuna de Pfizer: "no lo consideré un acto...