jueves. 28.03.2024

La Universidad de Oxford se ha puesto a la cabeza de la carrera por la vacuna. El pasado lunes presentaron los exitosos resultados de su primera fase. Más de 1.000 voluntarios lograron desarrollar anticuerpos neutralizantes e inmunidad celular. Entre ellos, se encuentra un enfermero catalán que lleva dos décadas en Sheffield (Inglaterra).

A sus 45 años se ha sometido a un tratamiento de lo más arriesgado, tras recibir un correo de los investigadores solicitando personal sanitario para el ensayo clínico.  “Les dije que sí y el lunes 1 de junio pasé una revisión física y me hicieron un análisis de sangre para ver si había dado anticuerpos y había pasado el virus. Ese miércoles me dijeron que había salido negativo y el viernes 5 de junio ya me pusieron la vacuna. Fui el primer español en ponérsela, pensaba que no sería nada extraordinario, pero he visto que sí”, explica Pons, quien bromea con la repercusión que ha obtenido, comparándose con la triple victoria del Real Madrid en la Champions.

Decidido a contraatacar al Sars-CoV-2, en el mes de marzo abandonó su puesto en la dirección del hospital para trabajar en la UCI con los contagiados.  “Quiero volver a controlar mi vida y que 2021 sea el año de los abrazos y de que la gente salga a la calle sin temor de contagiarse. Quería vivir mi vida porque solo vivo una vez y el virus me la está amargando”.

Hasta la fecha no ha sufrido ningún efecto secundario, excepto una leve dolencia en el brazo. “De todas formas, siempre digo que es mejor estar un poco mal 24 horas que coger el virus, que puede acabar con tu vida”, comenta.

Enfermero español. Pinterest

El enfermero se ofreció al tratamiento experimental sin dar importancia a la retribución económica. “No lo hice por dinero, lo hice porque he vivido el virus en primera línea. Mi odio a este virus y mi amor a la vida pudieron mucho más que el dinero o cualquier cosa que pudiera pasar”. La pandemia ha terminado con el negocio de su mujer Karen, profesora de arte, y no ha permitido celebrar las bodas de oro de sus progenitores. 

En el contrato con Oxford firmó una cláusula de lo más alarmante: 

"En casos muy excepcionales puede producir un choque anafiláctico y la muerte".

“Mi familia no se lo tomó muy bien. Fue todo muy rápido. Se lo dije a mi mujer y ella me preguntó lo que me podía pasar. Le respondí con esa frase y cuando le dije que igual me moría el viernes se enfadó muchísimo y me dijo que estaba loco. No me habló en tres días. Se molestó porque no la incluí en la decisión, no dejé que expresara su temor y di por sentado que no tendría ningún problema. Me equivoqué, pero también significa que me quiere porque se preocupó mucho”, rememora Pons.

Este sanitario español, galardonado en 2018 como el mejor enfermero de Reino Unido (la primera vez que lo ganó un extranjero), confiesa el miedo que sufrió en los momentos previos, sentimiento agravado por las complicaciones que sufrieron otros voluntarios. 

Además, cuando llegó al hospital donde se la puso le informaron que había surgido un problema que le mantuvo dos horas esperando en la sala de espera con otras tres personas. Las califica como las más largas de su vida. No se le olvidarán nunca.

“Pensé que le había pasado algo al voluntario que iba antes. Estábamos todos en silencio, sin mirarnos. Yo pensé varias veces en levantarme e irme, pero finalmente me puse el móvil y escuché música. Resultó que al final fue que habían tenido que cambiar el papeleo porque habían encontrado una cosa en la vacuna”, confiesa. 

Joan Pons. Pinterest

Pons, como el resto de voluntarios, está controlado por el grupo científicos que dirigen las pruebas. “La vacuna es segura, he generado anticuerpos y ahora hay que ver si son efectivas, por eso están esperando a que me infecte”, asevera.

Aunque quiere mantener la cautela, se muestra esperanzado. “La cosa pinta muy bien. Es urgente que salga este otoño porque están muriendo 5.000 personas al día y después con más tranquilidad ya vendrá la vacuna definitiva en 2021 o 2022. Lo importante es que esta maratón de primeras vacunas está en el tramo final”. 

Con optimismo, y algo de imaginación, comparte su deseo para el fin de año:  “Les he pedido a Melchor, Gaspar y Baltasar que dejen una vacuna en los balcones”. 

Joan Pons se convierte en el único español que ha probado la vacuna experimental de Oxford