viernes. 29.03.2024

Iker un niño de 4 años con graves problemas de audición ha conseguido finalmente un implante para poder someterse a la operación que le permitirá escuchar. 

En medio de la pandemia fue operado en el Hospital Federico Abete de Malvinas -Argentina-. "Me agaché, lo miré y le dije 'hola amor, soy mamá'. Él con cara de sorprendido me abrazó", cuenta Verónica Ullúa, la madre de Iker, a TN.com.ar sobre lo que ocurrió minutos después de que su hijo de cuatro años escuchara por primera vez.

La lucha de Iker y su familia comenzó hace tres años cuando se enteraron de que Iker había nacido con hipoacusia neurosensorial profunda bilateral. "Nació el 13 de mayo de 2016 y al año fuimos a hacerle unos estudios porque no dimos cuenta de que no escuchaba", explica la familia.

Le hicieron una batería de exámenes audiológicos para saber su grado de hipoacusia y, a partir de eso, el equipo de especialistas determinó que era candidato a un implante coclear. "En ese momento, le pusieron audífonos por seis meses para ver cómo funcionaban, pero no dieron resultado. La única opción era que lo operaran", explica Nahuel Iturrez, el papá.

Después de presentar el presupuesto en la obra social para que autorizaran los implantes cocleares y los procesadores, en septiembre del año pasado les confirmaron que iban a poder comprarlos. "Los dispositivos llegaron en enero y la operación de implante bilateral estaba programada para marzo, pero en el medio, declararon la cuarentena por la pandemia de coronavirus", recuerda la familia.

Betina Beider es la jefa del servicio de Otorrinolaringología de hospital Federico Abete de Malvinas Argentinas y quien estuvo a cargo de la operación: "Atiendo a muchas mamás con chicos hipoacúsicos. Les genera mucha ansiedad que sus hijos puedan escuchar. Todo ese proceso, desde el diagnóstico hasta que pudimos implantarlo, fueron más de dos años", indicó la médica a TN.com.ar.

"Desde que comenzaron los trámites hasta que la obra social compró los dispositivos transcurrió la mitad de su vida. El implante ya estaba adjudicado y disponible para la cirugía en marzo y se tuvo que suspender por el tema de la pandemia", sostuvo Beider. 

"Cuando uno coloca un implante, el cerebro tiene que adaptarse a la información. Cuanto más pronto sea la estimulación, mejor se adapta el cerebro. La operación es compleja porque se trata de un órgano delicado. Se trabaja con microscopio y genera mucha expectativa, antes durante y después ya que el paciente tiene que aprender a escuchar," agrega la jefa del Servicio de Otorrinolaringología.

Según indica la médica, la clave está en la plasticidad del cerebro de los chicos hasta cinco años. "Cuanto más pronto se haga el implante y en simultáneo, es mejor".

El 22 de junio fue la fecha elegida para la operación donde que duró alrededor de cinco horas. El posoperatorio y la evolución fue como estaba previsto, pero había que esperar un mes para comprobar si Iker escuchaba. "Cuando baja la inflamación de la cirugía y cicatriza el organismo, se puede hacer la primera calibración de los procesadores. Se llama encendido al momento en que activamos todo el sistema", cuenta Micaela Brandon, fonoaudióloga del servicio del hospital.

Brandon, que fue la encargada de monitorear el funcionamiento durante el encendido el 27 de julio, aclara cómo funciona. "Los procesadores captan el sonido, la información acústica, y la transforman en energía eléctrica. Eso pasa a través de una bobina externa que se conecta con otra bobina interna y empieza a funcionar".

"Lo que se hace en ese encendido es chequea que haya respuesta de ese nervio auditivo y empezar a ver los resultados del implante", aclara Micaela quien para preparar a Iker para ese momento, los días previos se comunicó con la familia por video llamada y hasta le preparó un cuento en Power Point para que el nene supiera qué iba a pasar ese día y qué era lo que él tenía que hacer.

Como con el abuelo Miguel Ángel es con quien más tiempo se queda quieto, decidieron que fuera él quien estuviera sentado al lado del nene en ese momento clave del estudio que, además, es bastante largo porque se comprueba la respuesta del nervio electrodo por electrodo. "Gracias a Dios salió todo bien. Fue muy emocionante su respuesta cuando percibía los sonidos", advierte la fonoaudióloga que sigue de cerca los avances de Iker.

Según explica la especialista, el primer día de regreso a casa, el nene se asustó un poco por los sonidos pese a que el volumen estaba bajito. "Es un aprendizaje, vamos a ir subiendo los niveles de corrientes para que tenga mayor tolerancia y su cerebro vaya acostumbrándose a escuchar. Después lleva toda una rehabilitación en la que tiene que aprender a escuchar, con esa información que el siente, la energía eléctrica, hasta que el cerebro se acostumbra y ya sabe qué sonido es"

Poco a poco el pequeño Iker va conociendo y adaptándose a los sonidos que ha desconocido con el amor y la ayuda de toda su familia. 

El pequeño Iker, de 4 años, consigue escuchar por primera vez