jueves. 25.04.2024

Latinoamérica se ha convertido en la región del mundo que más preocupa a la OMS , el nuevo epicentro. La pandemia está desbocada, la curva sigue subiendo, los picos están lejos de llegar en la mayoría de países y el invierno austral esta a la vuelta de la esquina. Una situación previsible hace tres meses, cuando se detectaron los primeros contagios y el resto del mundo ya padecía el coronavirus con fuerza. Las perspectivas no son halagüeñas: las cifras del subcontinente pueden dejar pequeños los dramáticos números de Europa y Asia.

“Latinoamérica sobrepasó a Europa y EE .UU. en el número diario de infecciones de coronavirus reportados, números que sospechamos quizás son aún mayores de lo que realmente sabemos”, afirmó esta semana la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, a cargo de la delegación de la OMS para todo el continente americano, incluyendo EE.UU. y Canadá. “Dos de los tres países con el mayor número de casos reportados se encuentran actualmente en las Américas”, dijo, en referencia a EE.UU. y Brasil, que junto con Rusia –en tercer lugar– encabezan el infortunado ranking.

Sin embargo, a pesar del volumen de casos estadounidenses, la aceleración de la transmisión del virus se está dando al sur del río Bravo y, más específicamente en Sudamérica, donde la OPS está muy preocupada por el aumento rampante de contagios en Chile y Perú, además de Brasil. “No puede haber la menor duda, nuestra región ha pasado a ser el epicentro de la pandemia”, aseguró Etienne el martes en su comparecencia virtual semanal desde Washington ante los medios de comunicación. “Estamos especialmente preocupados por el número de casos nuevos reportados la semana pasada en Brasil, que fue el más alto durante un periodo de siete días desde que comenzó el brote”, indicó. “Tanto Perú como Chile han reportado también una alta incidencia, señal de que la transmisión aún se está acelerando en estos países”, agregó Etienne.

Los picos de la pandemia se estiman en la mayoría de países entre junio y julio, coincidiendo con el invierno austral en el caso del Cono Sur, cuando el coronavirus se sumará a otras enfermedades respiratorias estacionales. Sin embargo, los gobiernos ya llevan semanas desescalando porque las cuarentenas tempranas son insostenibles económicamente y la presión ciudadana aumenta. La relajación del aislamiento lleva a una mayor aceleración de la transmisión y la OPS insiste desesperadamente en que los países frenen ese círculo vicioso. Etienne ya alertó a principios de mayo y lo reiteró ahora. “Para la mayoría de los países de las Américas este no es el momento de flexibilizar las restricciones, ni reducir las estrategias preventivas; este es el momento de permanecer fuertes, de seguir vigilantes y agresivamente implementar las medidas de salud pública comprobadas”, dijo.

El caso de Chile es representativo. Un país de apenas 19 millones de habitantes, con una organización médica ordenada –a pesar de las deficiencias del sistema público– está a punto de ver desbordada su capacidad sanitaria por no aplicar una cuarentena estricta desde el principio. El Gobierno del liberal Sebastián Piñera tuvo que dar marcha atrás y endurecer el confinamiento en Santiago y su área metropolitana. “Lo que hemos aprendido duramente en esta pandemia es que todos los ejercicios epidemiológicos, las fórmulas de proyección con las que yo mismo me seduje en enero, se han derrumbado como castillo de naipes”, reconoció el martes amargamente el ministro de Salud, Jaime Mañalich, que había vaticinado el pico para principios de mayo. “Navegamos en una suerte de oscuridad”, añadió.

No obstante, Chile tiene muchos contagios pero un índice de mortalidad relativamente bajo –al igual que Brasil–, además de ser uno de los países de la región que más tests realiza, algo clave según la OPS, cuyo director de Emergencia en Salud, Ciro Ugarte, reiteró que es imprescindible “transparentar las cifras para que podamos conocer exactamente la situación”.

“Navegamos en una suerte de oscuridad”, reconoce el ministro de Salud de Chile

Hay que tener en cuenta la certeza de un alto subregistro de contagios y fallecimientos en una región con precarios sistemas de salud pública y administrativos, deficiencias higiénicas, hacinamiento o abandono estatal. Solo en el caso de Perú, el análisis global que lleva a cabo el departamento de datos delFinancial Times desde que empezó la crisis indica que hubo un exceso de mortalidad de 9.500 decesos en relación al mismo periodo del año pasado.

#NoSonBuenasNoticias La OMS sitúa a Latinoamérica como nuevo epicentro de la pandemia