viernes. 19.04.2024

Lo que ha pasado

El viernes 12 de noviembre falleció un trabajador cordobés (y ya van 13) en una finca de la localidad sevillana de La Campana al quedar atrapado por el vuelco del tractor con remolque con el que trabajaba. Esta muerte, como otras muchas ha pasado casi desapercibida. No se difunde, no es visible, no representa un problema que haya que solucionar. De ahí que digamos que es una historia de silencio y no de olvido. No es posible olvidar algo que no se ha conocido. Son muertes silenciadas que hay que visibilizar. Entre enero y septiembre ha habido 12 muertes en Córdoba, 107 en Andalucía y 527 en España, produciéndose un total de 3.391 accidentes graves (más de 9 diarios). Demasiadas familias truncadas para ser un problema privado. Del silencio procede nuestra primera indignación.

¿Por qué pasa?

Hace muchos años que se publican los datos de siniestralidad y se evalúan los riesgos laborales. Por ellos sabemos:

  • Que el aumento de horarios y jornada por exigencias de productividad, están directamente vinculados a los accidentes por estrés, ansiedad, accidentes vasculares, etc.
  • Que el incremento de la precariedad y la temporalidad que suelen ir asociadas a altos ritmos de trabajo son causa directa de mayor accidentalidad.
  • Que la escasez de inspección y control provoca un mayor incumplimiento de la Ley en las empresas que lleva al aumento de la siniestralidad.
  • Que la falta de medidas de seguridad y formación, también están vinculadas al crecimiento en los accidentes.

Y este es el segundo motivo de indignación: si también se conocen las causas, ¿por qué no se pone remedio?

¿Qué podemos hacer para que no pase?

Si la siniestralidad no es un problema individual y privado, sino social y público, las soluciones también han de serlo y van de la mano de asumir responsabilidades. Son responsables:

  • Los empresarios que anteponen el beneficio a la seguridad y a la formación.
  • La Administración por no aportar recursos ni inspecciones suficientes.
  • Los partidos políticos por no incluir en sus programas como prioritaria la prevención en riesgos laborales.
  • Los medios de comunicación que no dan preponderancia a esta lacra ni difusión amplia y cotidiana a sus causas y consecuencias.
  • Las y los trabajadores por no denunciar la falta de medidas de seguridad y de formación y por no protegerse suficientemente a sí mismos y a sus compañeros y compañeras.
  • Los ciudadanos por vivir de espaldas a esta situación y por su la falta de movilización.

La HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) de Córdoba estamos convencidos de que, con el compromiso de todos y todas, podemos pasar de la indignación a la esperanza si tomamos en consideración estas palabras del Papa Francisco: “nuestro mundo necesita un chispazo de humanidad, que nos lleve a abrir los ojos y ver que los que están frente a nosotros no son una mercancía, sino una persona y un hermano en la humanidad”.

13º muerte en Córdoba este año: Silencio e indignación para los trabajadores