El pasado domingo 21, se perdió todo contacto con la remera Angela Madsen, mientras trataba de llevar una proeza sin precedentes. Ser la mujer más mayor en cruzar el océano Pacífico a remo totalmente sola. Para añadirle mayor dificultad, Madsen era parapléjica. Su forma de comunicarse día a día a primera y a última hora del día vía satélite con su esposa Debra y con los directores del documental en el que iban a contar su vida, pero no hubo señal.
Ello provocó que el pánico entre sus allegados obligase a avisar a a los guardacostas de Estados Unidos, que fletaron una avioneta para inspeccionar la zona, que desgraciadamente encontraron la embarcación y el cuerpo sin vida de Madsen.
La vida de esta atleta es digna de mención. Fue madre soltera a la temprana edad de 17 años, hecho que frustró poder iniciar una carrera profesional estable. Tras ello, decidió embarcarse en la carrera militar norteamericana, concretamente en los Marines, para demostrara así a su familia sus altas capacidades. Y lo logró.
Su condición física la provocó un accidente inesperado mientras disputaba un partido de baloncesto. El pisotón en la espalda le provocó la rotura de dos vértebras y las posteriores operaciones frustraron su movilidad de por vida.
Su matrimonio fracasó (era lesbiana), lo que provocó que su situación personal fuese paupérrima, lo que le llevó a tener que vivir en la calle una temporada. El deporte le permitió encontrar una salida a su situación. Se percató de la existencia de los Juegos para Militares Veteranos y se apuntó al equipo de baloncesto en silla de ruedas. A partir de ahí empezó a reconstruir su vida y convertirse en una deportista profesional que obtenido logros en la disciplina de remo como una plata en el Mundial de Sevilla de 2002, y tres oros consecutivos en los de Milán, Bañolas y Kaizu.
Su vida quedó plasmada en la biografía Remando contra el viento