miércoles. 24.04.2024

Jess Aldridge es una joven de 24 años, que no podía imaginar que las dos personas más importantes de su vida, su madre y su pareja, la fuesen a traicionar  de una forma tan cruel y justo después de dar a luz a su segundo hijo.

La joven, ya con un hijo de más de un año, se mudó a casa de sus padres con su pareja Ryan Shelton, de 29 años, para estar más cerca de su familia durante su segundo embarazo. “Nos fuimos a vivir con mi mamá y mi papá después de que mi madre dijo que ayudaría con el cuidado de los niños”, cuenta al diario británico ‘The Sun’.

Georgina, de 44 años, y Eric, de 56 años, que llevaban tres años casados y doce de relación, vivían en Stow-on-the-Wold, una localidad situada en el condado de Gloucestershire, en Inglaterra (Reino Unido).

“Iba a ser la abuela de mis dos hijos e iba a ayudarme a cuidarlos, pero en lugar de eso, está con mi novio”, expresa la joven con el corazón roto y reconoce que en los meses que convivieron juntos tuvo algunas sospechas. 

Las primeras sospechas de la joven

“Estuvimos durante meses en casa por el confinamiento. Fue muy difícil, especialmente porque Ryan y mamá siempre coqueteaban. Me sentía muy incómoda, fue una experiencia horrible”, relata, detallando que lo hacían mientras ella y su padre veían la televisión.

"Siempre insistieron en que no había nada entre ellos, pero yo siempre sospeché que estaban tramando algo", relata, añadiendo que “tuve la sensación de que estaba pasando algo durante meses, pero nunca quise creerlo”, explica.

Por esa razón, Jess no descubrió la traición hasta que dio a luz a su hijo Reuben, que nació el 28 de enero en el Gloucestershire Royal y, como no, lo hizo acompañada de su madre.

Fue entonces, horas despues del parto, cuando Ryan le envió un mensaje al teléfono móvil rompiendo la relación. En el explicaba que estaba cansado de que le acusase de tener una aventura con su madre.

Jess recibió el alta el 30 de enero y al llegar a casa descubrió la “cruel y vil tradición”. Su madre y su novio estaban juntos y se iban a mudar a otro condado. Pero estos no lo admitieron hasta dos días después, argumentando que: “No elegimos de quien nos enamorados”, para jusficar sus acciones sin disculparse ni con ella ni con su padre.

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