jueves. 28.03.2024

Un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia ha diseñado un revolucionario bloque de combustión interna que no genera gases contaminantes ni dañinos para la salud y que cumple con la normativa sobre emisiones prevista para 2040.

Los dos prototipos de motorización están a la espera de lanzarse los próximos meses. Mientras la Agencia Valenciana de la Innovación ha contribuido en la financiación de este proyecto. 

La tecnología empleada se basa en la utilización de membranas cerámicas MIEC, patentadas por el Instituto de Tecnología Química (centro mixto de la UPV y el CSIC), que eliminan las partículas perjudiciales para la salud (NOx) a la vez que capturan el CO2 propio y atmosférico y lo licuan.

"Estas membranas, incluidas en el motor del vehículo, permiten la separación selectiva de oxígeno del aire para producir la oxicombustión y de este modo, se genera un gas de combustión puro, compuesto de agua y CO2, que se puede capturar en el interior del propio vehículo y almacenarlosin que salga expulsado por el escape", ha explicado José Manuel Serra, investigador del ITQ (UPV-CSIC), a la agencia Efe.

Así se podría disponer de un propulsor con la autonomía y capacidad de repostaje que puede tener uno convencional hoy en día, "pero con la ventaja de que es completamente limpio, sin ningún tipo de emisión contaminante o de efecto invernadero, igual que pasa con los eléctricos", añade el investigador del CMT-Motores Térmicos de la UPV, Luis Miguel García-Cuevas. 

Según explican los investigadores, en un bloque convencional, después de la oxicombustión, se genera una gran cantidad de nitrógeno y óxidos de nitrógeno en el escape, mientras que en este caso solo se genera CO2 en muy alta concentración y agua, que se puede separar de forma muy fácil del CO2, simplemente condensándola.

Dicho CO2, además, se comprime en el interior del propio motor y se almacena en un depósito a presión, pudiendo retornarse como un subproducto, directamente como CO2 puro, de alta calidad en una estación de servicio, para su posterior uso industrial. "De este modo, dentro del vehículo tendríamos además del depósito de combustible, otro con el CO2 que se genera después de quemar el combustible y del que podemos sacar partido, valorizar", asegura García-Cuevas.

Esta tecnología se dirige principalmente a fabricantes de vehículos de gran tamaño de transporte de viajeros y mercancías tanto terrestres como marítimos y para aviación hasta un determinado nivel de potencia, y podría emplearse también para adaptar los actuales motores diésel en vehículos especiales.

En el caso de vehículos más pequeños, otro de los investigadores del CMT-Motores Térmicos de la UPV, Francisco José Arnau, apunta que "podría aplicarse también secuestrando solo parte del CO2 en el escape". 

Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia diseñan un motor de combustión...