viernes. 19.04.2024

Tomás y su mujer, Carmen, de 79 y 82 años, por nada del mundo iban a dejar de atender en sus farmacias, ambas en un barrio de Leganés (Madrid), uno de los municipios más golpeados por la pandemia. 

"Mi hermana y yo intentábamos decirles que aunque ellos no tuvieran ninguna enfermedad, sí tenían años y que les podía tocar. Insistíamos en que se quedaran en casa, pero no. Ellos dijeron que eran titulares de sus farmacias y que no iban a abandonar su puesto de trabajo", cuenta Nieves Mijimolle, una de las dos hijas 

La gente estaba nerviosa y se acercaban a las boticas de Tomás y Carmen por miedo a que hubiera un desabastecimiento de las medicinas que tenían que tomar habitualmente. "Otros venían buscando mascarillas, geles hidroalcohólicos, desinfectantes. Todo eso se agotó", recuerda Nieves. Muchos acudían ya a la farmacia con síntomas de cansancio y tos. "De repente, empezaron a pedirnos antidiarréicos y fue cuando pensamos: 'Madre mía, esto también es covid'. No parábamos. Les aconsejábamos que se aislasen, que llamasen al teléfono de urgencias. Antes de que nos dijeran los síntomas, ya estábamos viendo lo que estaba pasando", asegura.

Nada les paró, no hubo manera de que se aislaran. El matrimonio era incombustible pero desgraciadamente acabó contagiándose. Murieron con apenas tres días de diferencia. Él, el 28 de marzo, y ella, el 31. 

"Eran felices con su profesión, que es lo más bonito que hay", confiesa Nieves emocionada.

Los Princesa de Asturias reconocen con el premio a la Concordia esta edición a los sanitarios que estuvieron en primera línea del covid-19. Entre ellos, a Tomás y Carmen. Su hija Nieves subirá al estrado en representación de los farmacéuticos.

"Cuando cogimos el teléfono, no sabíamos ni de donde llamaban, creímos que era de un hospital que se llamaba Princesa de Asturias. No entendíamos nadie nada, hasta que lo explicaron. Yo insistí en si también podía subir mi hermana, porque durante este año hemos pasado por muchas cosas. Pero me dijeron que podíamos ir las dos, pero solo una podía subir".

 "Los vecinos venían para consultarles todo. A veces salían del médico y como no habían entendido muy bien lo que les habían contado, se acercaban a la farmacia. Muchos decían: 'Bueno, si a mí don Tomás y doña Carmen no me dicen que me lo tengo que tomar, yo no me lo tomo, por mucho que diga el médico".

Tomás y Carmen, los farmacéuticos Princesa de Asturias que murieron por no abandonar a...