Un sabotaje masivo en la red ferroviaria española ha provocado el caos en las conexiones entre Madrid y Andalucía. El robo de unos 300 metros de cable de cobre en la provincia de Toledo ha paralizado una treintena de trenes de media y larga distancia, afectando a casi 11.000 viajeros, muchos de los cuales pasaron la noche en los vagones sin luz, comida ni agua suficiente.
Robo de cobre provoca el colapso ferroviario entre Madrid y el sur de España
El incidente ocurrió alrededor de las 17:45 horas, cuando se detectó el hurto del cableado en cuatro puntos distintos de Toledo, lo que obligó a interrumpir la circulación de numerosos trenes en ambas direcciones. Las consecuencias fueron inmediatas: pasajeros retenidos durante más de seis horas, algunos atrapados en medio del campo, sin servicios básicos y con una gestión de emergencia que muchos calificaron de “deficiente”.
El ministro Óscar Puente habla de “gran sabotaje”
Desde el Gobierno, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha calificado el suceso como un “gran sabotaje”, mientras crece la indignación ciudadana ante la falta de respuesta efectiva. Aunque la causa inicial fue el robo, muchos usuarios cuestionan por qué se permitió la salida de trenes si ya se conocía el problema.
Pasajeros atrapados denuncian falta de asistencia y atención
Las redes sociales se han inundado de quejas por parte de los afectados. “Solo nos dieron un vaso de agua desde las 18:25”, escribió uno de los pasajeros, mostrando la imagen del único recurso recibido en horas. En algunos trenes incluso se cerraron los baños durante la madrugada, lo que agravó el malestar.
El vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, que se encontraba entre los afectados, también denunció la escasa asistencia ofrecida. La indignación se multiplicó cuando se supo que algunos trenes partieron pese a que ya se conocía el sabotaje.
Vagones a oscuras, baños cerrados y humor como salvavidas
En medio del caos, algunos intentaron aliviar la tensión. Fue el caso del dúo humorístico Los Morancos, quienes también viajaban en uno de los trenes afectados y recurrieron a su característico humor para sobrellevar la situación. Otros pasajeros no tuvieron más opción que dormir en los vagones, incluidos menores.
Uno de los momentos más críticos se vivió cuando un tren tuvo un enganchón con una catenaria, lo que provocó un apagón y dejó sin luz a varios vagones durante horas.