viernes. 16.05.2025

Mientras España se enfrenta a una creciente volatilidad hidrológica incluyendo precipitaciones récord y devastadoras inundaciones tras la prolongada sequía sufrida a principios de 2024, un nuevo informe del movimiento Save Soil identifica la degradación del suelo como un factor crítico que impulsa estos extremos.

El informe, "Suelo y Agua: Desenredando el Nexo", revela que el 61 % de los suelos europeos se encuentran en mal estado, lo que afecta enormemente a su capacidad de regulación hídrica. El problema se ve agravado por el aumento de las temperaturas a nivel mundial. En 2024, el planeta experimentó el año más caluroso jamás documentado, marcando por primera vez una temperatura media global que superó los 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales. El informe explica como los suelos degradados no pueden absorber eficazmente las lluvias intensas, lo que provoca escorrentías e inundaciones destructivas. Es por esto que tampoco puede almacenar adecuadamente el agua en su interior para amortiguar las sequías que sucesivamente nos asolan. Esta deficiencia en la función del suelo contribuye directamente a los ciclos volátiles que experimenta España. El IPCC estima que el incremento de temperaturas podría provocar hasta 30 000 muertes anuales en Europa.

La deficiente absorción de agua por parte del suelo supone que las inundaciones representen para Europa el 85 % de los daños climáticos recientes, con un coste de 18 200 millones de euros, mientras que la escasez de agua afectó en 2022 al 40 % del suelo de la UE. El informe subraya hasta qué punto es esencial restaurar la salud del suelo para España ya que la materia orgánica del suelo sano puede retener grandes cantidades de agua (hasta diez veces su peso) y cómo desarrollar prácticas sostenibles como los cultivos de cobertura y la labranza reducida son vitales para reconstruir un suelo con más recursos, capacidad de adaptación y resistencia.

La situación es muy urgente: por un lado el 75% del territorio español está en riesgo de desertificación y por otro la mala salud del suelo agravará más inundaciones y crisis climática. Un suelo sano, con suficiente contenido orgánico, actúa como una esponja natural, absorbiendo y almacenando el exceso de lluvia, previniendo la escorrentía superficial y las consiguientes inundaciones. Existen múltiples factores que pueden provocar inundaciones en zonas urbanas, pero unos suelos sanos pueden ser una solución clave de prevención de futuras inundaciones en España. Sin embargo, un suelo sano requiere un nivel suficiente de materia orgánica para ser eficaz. - Praveena Sridhar, Directora Técnica de Save Soil

El análisis concluye con un mensaje claro y urgente: abordar la degradación del suelo no es solo una necesidad ambiental, sino una prioridad esencial para la gestión eficaz de los recursos hídricos y la mitigación del cambio climático en Europa. Al priorizar urgentemente la restauración de la salud del suelo, el continente puede desarrollar una resiliencia fundamental frente a la creciente escasez de agua, las devastadoras sequías y las catastróficas inundaciones, salvaguardando así su seguridad ambiental y alimentaria antes de que sea demasiado tarde.


 

Restaurar el suelo para combatir extremos ciclos de sequía e inundaciones