Carmen y Roberto estaban esperando a que naciese su hija, por lo que, cuando comenzaron las contracciones de la madre, avisaron a Andrea, su hija de tres años, que iría a casa de sus abuelos.
Sin embargo, en el trayecto en coche, Carmen rompió a aguas, y Roberto se vio forzado a detener el vehículo y convertir el coche en un paritorio sobre ruedas.
Mientras tanto, en el asiento trasero, la pequeña Andrea ejerció de enfermera, ayudando y animando a su madre a que tuviese el bebé.
En comparación con el parto de Andrea, el cual se demoró por 18 horas, la joven Sheila nació a el poco tiempo de comenzar las contracciones, por lo que Roberto retomó la marcha y se dirigieron al centro de salud más cercano, donde atendieron a la madre y a la hija recién nacida.
Una vez los médicos comprobaron que ambas se encontraban bien, avisaron a una ambulancia, quien les llevó al hospital donde inicialmente iba a nacer la joven.
Mientras tanto, Andrea fue la encargada de avisar a los familiares del inesperado nacimiento de su hermana menor.