jueves. 25.04.2024

La invasión de Ucrania por Rusia, una potencia militar con capacidad nuclear, ha traído la guerra al corazón de Europa, provocando una crisis humanitaria y el mayor éxodo de refugiados en el continente desde la Il° Guerra Mundial. Asedian y bombardean las ciudades, atacan a la población civil y ponen en peligro la seguridad de Europa y la Paz mundial.

Esta criminal agresión tiene un máximo responsable, Putin y los oligarcas que le sostienen. Ninguna razón puede justificar la in vasión de un país soberano y atentar contra el pueblo ucraniano para derrocar por la fuerza su gobierno, amputar una parte de su territorio y someterlo a sus dictados. 
 

Hoy decir ¡No a la guerra! es decir fuera tropas rusas de Ucrania!

No es tiempo para perderse en análisis geoestratégicos sobre la responsabilidad de la OTAN, o agravios anteriores a la población del Donbás. Son los tanques y bombas de la acción imperialista de Putin las que siembran el horror y esta es hoy la principal amenaza a la paz mundial.

Tampoco ha de detener a nadie su opinión sobre el actual gobierno ucraniano, porque son las mujeres, hombres, ancianas, ancianos, niñas y niños de Ucrania, quienes están sufriendo este cruel ataque, y quienes deberán decidir su destino.

Y pese a las legitimas dudas sobre la acción de las armas, hay que apoyar el derecho a la legitima defensa del pueblo ucraniano y aún más frente a la superioridad militar de la potencia invasora.

Todas las personas demócratas y amantes de la paz, debemos denunciar la invasión y defender la soberanía, independencia e integridad territorial de Ucrania. Debemos ayudar solidariamente a la población castigada por la querra, y apoyar sin reservas al pueblo ucraniano en su lucha por su independencia y libertad.

Por eso, las personas y organizaciones abajo firmantes, de diferentes tendencias ideológicas y políticas, hacemos un llamamiento al gobierno español y a todos los gobiernos, especialmente de Europa, a todas las organizaciones políticas y sociales, personalidades y profesionales, y a toda la población, a no ahorrar esfuerzos para detener esta invasión. Y para ello proponemos:

1. Redoblar la actividad diplomática buscando intermediarios internacionales de primer orden. La UE debe encabezar estos esfuerzos.

2. Ampliar la ayuda humanitaria y la acogida de refugiados que sufren las consecuencias de esta guerra, sin límites en el número, en el tiempo y en el gasto.

3. Apoyar las medidas económicas tomadas que puedan contribuir a aislar, frenar y detener a Putin y a los oligarcas rusos.

4. Apoyar las iniciativas que contribuyan a la autodefensa del pueblo ucraniano y la defensa de su país, incluyendo el envio de armas que demanda el país agredido.

5. Que las consecuencias económicas, sociales y políticas de la guerra no aumenten la desigualdad y la precariedad en nuestro país. Los costes deben recaer sobre los que más beneficios y riqueza acumulan. En esto también hay que redistribuir la riqueza.

La guerra ha colocado a Europa ante una encrucijada en la que debe reforzar su libertad, autonomía e independencia para tomar sus propias decisiones al margen de la dinámica de bloques y actuar con voz propia y autonomía de Estados Unidos. La solución no va a venir de la OTAN. Esta es una cuestión clave para acabar con esta guerra y que los países y pueblos europeos salgamos de ella más fuertes y más unidos.

Rostros conocidos como José Coronado suscriben un manifiesto por la paz en Ucrania