viernes. 29.03.2024

El teniente coronel Felipe Ruiz, jefe de operaciones de la Unidad Militar de Emergencias (UME), advierte en una entrevista con Efe de que no hay que bajar la guardia frente a los incendios, porque la campaña aún es larga e imprevisible, aunque “atípica” por su activación tardía tras una primavera lluviosa.

Habitualmente en junio, con un terreno menos húmedo suelen activarse ya las primeras intervenciones contra incendios de esta unidad militar, pero este verano no ha ocurrido hasta finales de julio, ha explicado el teniente coronel, desde el cuartel general de la UME en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), que acoge a uno de los cinco batallones militares en la península para intervención en emergencias.

El protocolo es que los medios del Estado sean activados cuando el siniestro sobrepasa las capacidades de las comunidades autónomas, que son las primeras en actuar para intentar sofocarlo, por lo que la UME no siempre interviene. En esta campaña de verano lo ha hecho por el momento en diez ocasiones, mientras que el total el año pasado en torno a la temporada estival fue de 34.

La más reciente de sus actuaciones este verano ha sido ahora en Canarias; previamente en el noroeste, especialmente en Galicia (4), aunque también en Zamora y León. El resto, en Albacete, Guadalajara y en la sierra norte de Madrid (entre Robledo de Chavela y Zarzalejo).

Según los últimos datos publicados por el Ministerio para la Transición Ecológica, hasta el 16 de agosto, a partir de las cifras facilitadas por las comunidades autónomas, el número de grandes incendios o GIF de más de 500 hectáreas en lo que va de año asciende a 7 frente a los 11 en el promedio del decenio por estas fechas, mientras que superficie forestal quemada ha reducido el 48 por ciento.

En cuanto al balance final de intervenciones en incendios de la UME a lo largo del verano, cuya temporada se cierra el último día de septiembre, dependerá mucho de la meteorología, del estrés hídrico, de posibles descuidos de la gente, por ejemplo, chispas, y sobre todo del viento, según el teniente coronel.

“En Europa somos de los primeros países que han desarrollado una unidad como la UME dentro de las fuerzas armadas”, ha dicho Ruiz, aprovechando que se cumple el decimoquinto aniversario de la creación de la misma este año.

Además del viento, la humedad del terreno y la meteorología, el papel de la vegetación es clave en la propagación del fuego. No es lo mismo que prenda en zona de pastos que, en campos de cultivo con abundancia de paja; tampoco que se produzca el siniestro en bosques, como pinares, en donde puede propagarse por las copas en los casos más desfavorables, y provocar además muchísimo calor y humo.

"En esas situaciones", ha proseguido, "las difíciles labores de extinción se complican aún más si el terreno es escarpado, y los medios terrestres, en principio, no pueden actuar hasta que el fuego no es acotado y perimetrado".

En el caso de los medios aéreos, los aviones del Grupo 43 y los helicópteros del batallón de helicópteros de emergencias en Valencia transportan en el helibalde, la cesta con el agua que recogen de los pantanos, hasta 2.000 litros para descargas, mientras que en los aviones conocidos como “focas” la capacidad de almacenamiento aumenta hasta 6.000 litros.

“Estamos siempre preparados para llegar al lugar del siniestro en el menor tiempo posible”, más allá del estrés y el riesgo que implica toda emergencia, asegura Ruiz.

La integración y coordinación entre organismos es “clave” para extinguir los incendios, en los que la participación de la UME se produce una vez que se han superado las capacidades de las comunidades autónomas y se activan los medios del Estado a través de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias.

En ese caso, "trabajamos todos juntos", destaca. “Todo el mundo aporta su granito de arena para intentar acotar el incendio y evitar su propagación”; se trata de que “sumemos todos en la misma dirección" para extinguir el fuego.

La "atípica" campaña de incendios que afronta España goza del férreo compromiso de la UME