El destino en muchas ocasiones deja su naturaleza caprichosa para en fechas tan marcadas como esta, dejar milagros navideños para la historia. El realizar una buena acción en esta vida no te garantiza recibir sucesos positivos hacia tu persona, los más escépticos pueden llegar a pensar que ocurre todo lo contrario, pues para ellos hacer el bien para otros es primarte, de alguna manera, de hacer el bien para ti. Por suerte, no todos piensan así y cuando el "karma" hace su aparición suceden cosas como estas.
Laura Reinoso, una mujer natural de la localidad vallisoletana de Cigales, decidió seguir su buen samaritanismo, devolviendo un sobre extraviado que ella misma encontró, el cual contenía la inmensa cantidad de 200 euros, a su portador y propietario original. Originando una cadena de compensación que ni ella misma ni nadie se podría llegar a imaginar. La suerte ya le fue aciaga aquel 2013 cuando por un número, Laura no conseguía el premio de 1,8 millones de euros de la Bonoloto. El destino parecía que le tenía algo reservado a esta buena samaritana, pues este mismo 6 de enero de 2021 celebraba por todo lo alto el segundo premio del gran sorteo del niño de la ONCE, número que obtuvo en el Bar Menfis, bar perteneciente a un familiar.
La propia Laura minutos más tarde de saber que ella era una de la ganadores, se encontraba atendiendo tras la barra de aquel bar, en una mañana que la tenía "temblando de la emoción" desde el momento en el que se descubrió su suerte este pasado miércoles. "Teníamos todos los décimos en la mesa y cuando ha salido el número han tenido que decirme que me había tocado. Me he puesto como una loca", según relata la protagonista de esta historia con emoción, la cual temía "creía que iba a palmar 320 euros en décimos", habiendo ganado al final 75.000.
La misma Laura asocia este golpe de suerte a algo más tangible, como es la compensación del "karma" tras haber realizado la buena acción de devolver aquellos 200 euros extraviados que tan pequeños parecen ahora tras el segundo premio. "Me han devuelto con creces esos 200 euros", ha contado entusiasmada Laura, la cual piensa no derrochar de manera alocada lo conseguido y busca administrarlo con paciencia y la mayor sensatez posible. "No quiero jubilarme con 67 años para morirme. Me quiero jubilar a los 53, tengo una casa en venta y junto a este dinero podré hacerlo y vivir bien", ha deseado.