sábado. 20.04.2024

"A los sanitarios nos cuesta mucho reconocer que estamos al límite, pero lo estamos. Estamos al límite emocional quizá físicamente todavía aguantaremos un poco más”, asegura Julio Armas, un sanitario que se empeña casi cada día en poner rostro a las cifras. Desde las redes sociales intenta concienciar de que esta tragedia que estamos viviendo es "demasiado real”.

"Cada muerto es una persona, una cara a la que has visto, a la que has conocido, que te ha contado su historia… y ya no está entre nosotros. No es un número, hoy 324 fallecidos en 24 horas, cada uno de ellos tiene un nombre, una vida, una familia. Las estadísticas están bien para hacernos una idea de lo difícil que esta la situación, pero el otro día un hombre perdió a su mujer y a su hija de 19 años por covid en menos de tres horas. Este hombre nunca volverá a ser el mismo. La impotencia te come".

"Te hundes, lloras, pero sabes que tienes que seguir. "Para ese hombre ya no hay consuelo. Se contagiaron los tres a la vez. Vivían juntos. Su mujer y su hija ingresaron el mismo día. Vimos cómo iban evolucionando y vimos el final. Cuando me llamaron porque el hombre necesitaba un informe y nos contó lo que había pasado, a todos se nos cayó el alma al suelo. Sus lágrimas caían como piedras", recuerda. 

Armas no para de avisar. La situación es peor que en la primera y la segunda ola. El ritmo de contagio es demasiado alto. "A más contagios más muertos, eso es así. Y cada muerto es un fallecido que no debería serlo. Se te cae el mundo encima".

Cada vez vemos a más jóvenes contagiados, jóvenes que ingresan en las UCI que están ya casi al 50%. La presión asistencial cada vez es mayor. Esta tercera ola es lo peor que hemos vivido por ahora", explica este médico de Urgencias.

“Recuerdo una ancianita ingresada con covid que no tenía familia a quién llamar. Estaba sola, entubada y muy malita. En el último momento me dijo: ‘¿Doctor le puedo pedir una cosa?, ¿me puede dar un abrazo? Y yo con el EPI, las mascarillas, los guantes y la mampara se lo di. ¿Qué iba a hacer?", recuerda. Con otros te conviertes en su último minuto. Llamas a su familia y no pueden venir, porque también están enfermos, o por lo que sea. Y les coges la mano y esperas. Por lo menos que alguien les coja la mano".

Julio Armas no se cansa de insistir. "Las historias se están repitiendo. Mujer de 40 años que viene al sexto día con neumonía bilateral, familias enteras contagiadas con padre y madre en la UCI, abuelos que vienen de las residencias, y no vemos el final".

Además de esto, "hay pacientes que tienen otras patologías y que no están viniendo a Urgencias". Ese es el otro gravísimo problema al que nos estamos enfrentado, según Armas. "Este bulto en el cuello no será nada. A los seis meses es un cáncer complicado. Y así va a pasar con muchas y muchas enfermedades que han salido de la primera línea por el covid. Y esto, todo esto se quedará por mucho tiempo y tendrá consecuencias".

"Saliente de guardia en los tiempos que corren. A solo nueve días de la segunda dosis de la vacuna y con la incertidumbre de no contagiarme, a pesar de lo difícil que es cada turno. La cuesta es jodida, pero aún hay ganas. A la cama que voy...", dice en otro mensaje en las redes sociales. Y es que están asustados. Hay sanitarios que se han contagiado entre la primera y la segunda vacuna y ya no pueden ponerse la segunda dosis. El riesgo de contagio es tan alto.

Otro de sus tuits decía: He visto compañeros rotos de dolor en medio de un turno, secarse las lágrimas y seguir adelante. La entereza de mucha gente que se deja la piel por los demás es tan grande que no cabe en un tweet.

Armas asegura que cada vez ve a más compañeros flaquear. "La sala a tope, los monitores sonando, los pacientes quejándose de dolor y quieres atenderlos a todos, quieres salvarlos a todos y a veces no llegas. Muchos se hunden un rato se van a una esquina, se secan la lagrima y siguen", explica.

Todas las vidas cuentan, todas las vidas perdidas duelen. No podemos normalizar las vidas arrebatadas por una pandemia, ni el caos. Sentir, llorar, gritar y romperse en mil pedazos nos hace sentir aún seres humanos. Al final del día, recoges tus trozos, y sigues en pie...

Este médico quiere volver a mandar un mensaje; "Me gustaría que se haga hincapié en que esto es una situación crítica, y que tenemos que poner de nuestra parte. Con mis historias quiero que la gente se ponga en la piel de cada paciente. Para que nos lo tomemos en serio. Hay que limitar los contactos sociales, hay que ser responsable, y que no se deje a nadie atrás.

"Las próximas semanas van a ser tremendas. Necesitamos vacunación masiva y responsabilidad masiva. Hoy por hoy no hay luz al final del túnel. No vemos el final de esta pesadilla, pero quiero creer que vendrá", concluye Armas.

Julio Armas, médico de UCI: “Recuerdo una ancianita con Covid que no tenía familia....