sábado. 20.04.2024

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han descubierto que la ingesta de microplásticos reduce la diversidad bacteriana de la microbiota del colon, además de producir una alteración del equilibrio en los microorganismos presentes.

El estudio, que se ha publicado en la revista 'Scientific Reports', ha demostrado que tras la ingestión de microplásticos PET disminuye la abundancia de bacterias conocidas por sus efectos positivos en la salud y se incrementa la presencia de otros grupos microbianos relacionados con una actividad patógena.

"Dada la posible exposición crónica a estas partículas a través de nuestra dieta, los resultados obtenidos plantean que su ingesta continuada podría alterar el equilibrio intestinal y, por tanto, la salud", ha expuesto la investigadora del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL) del CSIC, Victoria Moreno.

En este proyecto también han participado el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (ICP) y el Instituto de la Cerámica y el Vidrio (ICV) del CSIC. Este estudio es el primero que evalúa el impacto de la ingesta de microplásticos en el tracto digestivo y la microbiota intestinal humana.

"Es necesario conocer el destino en el organismo de estos materiales presentes en nuestro día a día y las consecuencias a corto, medio y largo plazo", ha explicado Moreno.

Según las estimaciones, cada persona, de media, podría ingerir entre 0,1 y 5 gramos de microplásticos cada semana a través de alimentos y bebidas. Además, el estudio ha mostrado por primera vez que estos microplásticos pueden sufrir biotransformaciones a lo largo del tracto gastrointestinal y llegar al colon con una forma estructuralmente diferente a la original.

"Todos estos mecanismos y factores observados, que apenas se están empezando a estudiar, contribuirán a averiguar si los microplásticos pueden permanecer en el cuerpo humano y acumularse potencialmente en algunos órganos y tejidos", ha concluido la investigadora.

Investigadores del CSIC descubren que la ingesta de microplásticos altera la microbiota