jueves. 28.03.2024

Sara Pérez, una enfermera de Ferrol, ha hecho pública mediante su cuenta en redes sociales, la situación que ha vivido con tres parientes directos, contagiados por covid-19, con el fin de concienciar a aquellos que no han mostrado respeto por las personas que sufren la infección. En su relato ruega responsabilidad máxima a la sociedad.

"Necesito hablar", confesó, a pesar de no estar acostumbrada a "contar cosas personales" por internet. La joven ha vivido, en menos de dos meses, el contagio y enfermedad de su abuela, su madre y su padre. Sara se decidió a contar su experiencia cuando su madre llevaba un mes de ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos para casos de coronavirus. “Por desahogo personal o quizá por el cansancio”, así aclaraba el porqué de la decisión de compartir su vivencia.

Aunque su historia haya sido contada en 2021, la “pesadilla” en la que ha estado inmersa, comenzó el pasado 23 de noviembre. Su abuela, que se contagió en su centro de día, ingresó en el hospital solo unas "horas después de confirmarse el positivo por covid-19".

La abuela de Sara estuvo ingresada más de tres semanas. A sus 88 años, "estuvo sola, sin que tuviésemos opción de acompañarla y con mucha dificultad para respirar los primeros días; nos hizo temer lo peor", pero poco a poco fue mejorando.

Sin embargo, la historia no acaba aquí. Días más tarde llega el segundo golpe. Su madre ingresa también en el hospital, con síntomas de "fiebre, cefalea y anosmia (pérdida del olfato)". “Al principio bastaba con unas gafas de oxígeno, luego pasamos a la mascarilla", relataba la hija, pero no bastaba; y "subimos los litros de oxígeno", añadía.

Sara sintió mucha “impotencia” al ver "a una persona que quieres en esa situación; lo único que pude hacer es cogerle la mano e intentar transmitirle la tranquilidad de la que yo también carecía”. A pesar de todo, la enfermera explicaba que fue una "suerte poder acompañarla mientras hacía un TAC pulmonar la mañana del 3 de diciembre" a una persona que quieres en esa situación; lo único que pude hacer es cogerle la mano e e intentar transmitirle la tranquilidad de la que yo también carecía".

Sara Pérez no olvidará "nunca" la cara de su madre esa mañana, "su miedo"; horas más tarde, "ingresaba en UCI". La entrada fue muy complicada: "las primeras medidas fracasan y hay que intubarla esa misma noche; se confirma, cómo no, la puta neumonía bilateral por covid".

Su madre se encontraba en fase aguda y, la enfermera, comenzó a aferrarse a cualquier dato que le diese “una mínima esperanza” a través de la “llamada diaria” que recibía de la UCI.

Hubo que colocarla "boca abajo", uno de los pulmones colapsó y no ventilaba. Así recuerda Sara como fue su calvario. Entonces, mientras su madre está en estado poco favorable, se confirma el positivo de su padre.

Aunque los síntomas de su padre eran leves, se juntó todo: "Mi abuela ingresada, mi madre en la UCI y mi padre positivo y solo en casa. ¿Quién puede estar tranquilo?", se preguntaba.

Sara daba un dato muy delicado sobre su padre, que es el que mejor lo ha llevado, le confesó que había preparado "una bolsa con lo indispensable para ir al hospital por si acaso".

La joven, que se apoyó en su pareja y compañeros, agradeció que su madre permaneciese "sedada, ajena a todo". Sara sufría en silencio "impotencia", "miedo" y "angustia"

Hoy, su madre está despierta y en mejor estado. Una remontada que tiene un largo proceso de recuperación detrás por "pérdida brutal de masa muscular". Sin embargo, “la pérdida brutal de masa muscular que sufren los pacientes graves en UCI, como mi madre, hace imposible que puedan hacer algo tan simple como agarrarte la mano".

"Estas Navidades muchos habéis hecho lo que habéis querido, en donde habéis querido y con quien os ha dado la gana", dice Sara Pérez. Y es que uno de los motivos por lo que se ha decidido a contar todo esto, es la situación que se ha dado estas navidades, en las que muchos han sido sancionados por desobediencias varias.

Por último, una vez finalizadas las fiestas, concluye, "esa falta total de respeto y ese egoísmo empieza a dar sus frutos". "Muchos lo vivirán como una simple gripe, como fue el caso de mi padre; otros correrán la suerte de mi madre, de mi abuela o de una servidora, que aún intentando siempre proteger a su familia privándose de verla, ha tenido que ver impotente cómo el COVID nos arrasaba".

Una enfermera de Ferrol hace un llamamiento a la responsabilidad: Su madre, padre y...