Cuatro de los integrantes de la "Manada de Sabadell" se han sentado durante el día de hoy en el banquillo al ser acusados por una violación grupal a una chica, un suceso que tuvo lugar la madrugada del 3 de febrero de 2019 en una nave de la localidad catalana de Sabadell.
La chica tenía 18 años en el momento en el que ocurrieron los hechos, y relata la forma en la que fue llevada hacía la nave abandonada: un hombre la abordó por la espalda a la salida de una discoteca, sujetándola por el cuello y arrinconándola hacia una pared, momento en el que aprovechó su indefensión para agredirla sexualmente realizándole tocamientos. Poco después, fue conducida hacia una nave abandonada en la que se produjo la violación múltiple. El agresor que la condujo hasta la nave fue el primero en agredirla sexualmente, ya que posteriormente otras dos personas aparecieron en escena para violarla de nuevo.
La víctima se encontró indefensa en el momento de la agresión y así lo ha manifestado ante el juez: "No podía huir... Estaba llorando muchísimo y suplicando que me dejaran, que no diría nada. No sabía si me iban a matar". Según relata, después de la agresión los individuos decidieron salir con la joven hacia el exterior de la nave, momento en el que ella aprovechó para escapar y consiguió subirse al interior de un coche en el que se encontraba un matrimonio, que fueron los encargados de llevarla al hospital.
Los Mossos d'esquadra detuvieron días después a nueve personas a raíz de la denuncia interpuesta por la víctima, aunque solamente cuatro de ellos han sido conducidos a juicio: Mohamed A., el autor material de la agresión y otros tres, J.B., R.O. y M.B., acusados de delitos de agresión sexual como cooperadores necesarios, ya que no participaron en la agresión de manera directa pero eran conocedores de la situación y no actuaron en consecuencia intentando evitar la agresión.
Durante la celebración del juicio, la víctima ha sido llamada a declarar y tanto el fiscal como la abogada de uno de los acusados han utilizado su intervención para reafirmar las palabras de la chica. El juez ha puesto en duda las declaraciones de la victima preguntándole que "cómo sabía" lo que hablaban sus agresores si ellos hablaban en marroquí y ella no lo entendía, ya que la joven relató que había escuchado a uno de los agresores contarle a los demás que iba a violarla. Además, haciéndole recordar si "eyacularon" dentro de ella. Por si no fuera poco, la abogada puso en duda sus declaraciones al preguntarle si las violaciones habían sido "relaciones consentidas" o objetando por qué no "chilló" o "llamó a un timbre" mientras era conducida por la fuerza a la nave.
Por otro lado, los acusados se han desmarcado del suceso y uno de ellos, el autor material de la agresión a declarado que las relaciones fueron "consentidas": "Me besó el cuello, se abalanzó sobre mí y nos acostamos". De igual forma, los otros tres acusados han declarado no ser conocedores del suceso.
La resolución del juicio ha sido favorable para la víctima, ya que el juez ha determinado que el relato es creíble y verídico y ha pedido 37 y 41 años de cárcel para cada agresor, que sean expulsados de España al obtener el tercer grado y 60.000 euros para la víctima.
Unas palabras del magistrado que dejan ver la falta de empatía y comprensión que demuestran lo mucho que se cuestionan los testimonios de las víctimas que son agredidas sexualmente. Unas preguntas que aunque a nivel judicial sean correctas, ¿son realmente adecuadas a nivel ético?.
Una cuestión en la que debemos detenernos tranquilamente y ponernos en el lugar de la persona que ha sido agredida. Poner en duda el testimonio de la joven y en reiteradas ocasiones hacerle recordar esos momentos traumáticos, no es algo que ayuda ni psicológicamente ni socialmente. Al respecto, la fiscal de Sala Delegada de Violencia contra la Mujer, Pilar Martín, ha considerado que su actitud durante el juicio "no debería ocurrir nunca". Por otro lado, ¿hasta dónde llega la necesidad de la abogada de uno de los acusados de hacer tumbar las declaraciones de la víctima?¿Queda justificada la actitud de la letrada solamente por intentar proteger la figura de su defendido?
