martes. 23.04.2024

Pedro G. Díaz captó la imagen de un chico estudiando bajo una farola y la publicó en un Grupo de Facebook Beneméritos G.C. La imagen no tardó en hacerse viral. Carlos, que está de prácticas y, además, trabaja, sueña con estar en un box con todos los mecánicos. "Entre pedido y pedido, para no perder el tiempo, me voy leyendo los apuntes". En uno de esos descansos fue cuando le retrataron. La fotografía que realizó Pedro G. sirvió de ejemplo de que también hay jóvenes responsables, comparándose con los vándalos que destrozan las calles.

Carlos nació en Madrid, donde vivió hasta los 12 años con su familia. Luego se trasladaron a Valdepeñas (Ciudad Real), donde realizó la ESO. A los 16 años llegaron a Málaga y allí cursó bachillerato. Recuerda que no era un buen estudiante. Entonces se fue a trabajar a Londres seis meses y cuando volvió terminó bachillerato y empezó a hacer “algo que le gustaba”, destacaba en una revista para Catalunya Plural. El joven cursó un grado superior de automoción y estuvo dos años de prácticas. En septiembre de 2020, Carlos Alegre comenzó a estudiar en EMA Competición.

Carlos no pretende ser ejemplo de nada. "Hay gente que se lo curra. Es silenciosa. Va trabaja, estudia, no hace ruido". Los que le le señalan como uno de ellos. Y lo demuestra en sus clases. "Es un alumno que sienta pasión por estudiar", dicen de él.

No es la primera vez que fotografían un momento así. En el caso de Víctor Martín Angulo Córdoba, un niño peruano de 12 años, le captaron mientras hacía los deberes bajo la luz de una farola, aprovechando el alumbrado público. Las imágenes, que fueron captadas por las cámaras de seguridad del municipio de Trujillo, pronto se hicieron virales. El menor vivía junto a su madre en una modesta vivienda y no tenían dinero para pagar la energía eléctrica, razón por la que Víctor salía a la calle a estudiar aprovechando la luz de una farola.

Muchas personas se interesaron por el caso. Las autoridades locales les ofrecieron facilidades para acceder a luz eléctrica. Pero fue el dueño de una fábrica de chocolates en Londres, Jacob Mubarak, quien se ofreció a rehabilitar la vivienda de su familia y a montar un pequeño negocio a su madre para que pudiera sacar adelante a su hijo, que quería ser policía.

Carlos, el rider que estudia y trabaja para lograr sus sueños: "Entre pedido y pedido,...