sábado. 20.04.2024

Santiago Abascal no se descarta como candidato a la presidencia del Gobierno en la moción de censura que presentará este septiembre contra el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez. La moción de censura en la legislación española es constructiva, por lo que el partido podría presentar a un candidato alternativo.

Vox no crea lícito ceder el protagonismo a Pablo Casado por ser el líder de la oposición ni a ningún otro parlamentario del PP y ha optado por también buscar a un “profesional de prestigio” que pueda “concitar consensos” y ser del agrado de populares y Ciudadanos. Garriga asegura que su partido ya tiene algunos nombres en la cabeza y que ha iniciado contactos, pero aún no desvela quién podría ser ese candidato que tratará de desalojar a Sánchez de la Moncloa después del verano.

En el último pleno parlamentario del pasado julio en el que Sánchez explicó los acuerdos alcanzados en la UE, Abascal anunció esta moción de censura contra “un Gobierno criminal” y se dio de plazo el mes de agosto para tratar de conseguir la complicidad del PP y Ciudadanos para su proyecto. Tanto los de Casado como los de Inés Arrimadas se desmarcaron desde un primer momento de esa moción. Garriga afirma que Vox ha enviado una comunicación oficial a “todos los partidos” con su propuesta, pero que, por el momento, ha recibido la “callada por respuesta”.

“Nos preocupa que el PP no levante el teléfono y nos llame, sobre todo, después de que el juez haya imputado a dirigentes de Podemos por la presuntas irregularidades en la financiación de un partido que está en el Gobierno”, señala el diputado de Vox, quien insiste en que “la moción va dirigida contra el PSOE y contra Unidas Podemos y en ningún caso es una trampa para el PP”.

Pero lo cierto es que, para los populares, la moción de censura de la formación de ultraderecha supone una incomodidad, porque les obliga a elegir entre ­Abascal y Sánchez, les resta protagonismo parlamentario y mediático y dificulta su estrategia de apostar por la moderación en un momento de crisis eco­nómica, sanitaria e institucional.

En Vox son conscientes de esa incomodidad del PP y ya han puesto en marcha su campaña para presionar a Casado con el fin de presentarlo como el adalid de “la derechita cobarde”. “Nos extraña que el teléfono de Abascal no esté hirviendo en un momento en que hay muertos y crisis y un partido en el Gobierno financiado por narcodictaduras y regímenes totalitarios, un partido, Unidas Podemos, que es un caballo de Troya para España y que quiere acabar con la monarquía”, sostiene Garriga.

Podría ser Abascal quien telefonease a Casado para buscar su adhesión a esa moción de censura preotoñal, pero Garriga insiste en que desde Vox “estamos dando margen” al líder del PP para que reflexione y “vea si tiene interés por España, por frenar a este Gobierno criminal y para ver si se suma a esta iniciativa que nace por lealtad a los españoles”. Y añade que si Casado no reacciona, será Abascal “quien levante el teléfono”.

El plan de Vox, más allá de competir con el PP, se irá desgranando con el inicio del nuevo curso político. La formación de Abascal plantea presentar la moción con idea de sustituir al actual Gobierno por otro de “concentración”, presidido por ese “profesional de consenso” y dirigido por “técnicos”. El ejecutivo planeado por Vox quedaría reducido a solo cuatro ministerios y sería transitorio, pues el objetivo final del partido de ultraderecha es “dar la voz a los españoles” a través de la convocatoria de unas elecciones generales.

La estrategia de Abascal pasa también por tratar de canalizar en la sociedad el “enfado” que detecta entre la ciudadanía contra el Gobierno tras la crisis que ha provocado el coronavirus. Vox ha creado un sindicato, llamado Solidaridad, como el que capitaneó Lech Walesa en los años ochenta contra el gobierno comunista de Polonia. La organización sindical de Vox, que ya ha echado a andar y que desvelará en los próximos días el nombre de su líder, pretende vivir solo de las cuotas de los afiliados y quiere aglutinar a “trabajadores, autónomos y parados frente a un Gobierno que nos ataca, traiciona y abandona”.

Con la moción de censura y con Solidaridad, Vox tratará este otoño de arrebatar al PP el liderazgo e intentará convertirse en el partido de referencia de la derecha. Los de Abascal tendrán una primera oportunidad para ver si esa estrategia da resultado en las elecciones catalanas, que podrían celebrarse en noviembre. Mientras el PP y Cs estudian fórmulas para concurrir en coalición, aunque quizá solo en algunas provincias, Garriga liderará en solitario la candidatura de Vox por Barcelona con voluntad de presentarse como “la única lista realmente constitucionalista” y con idea de hacerse u hueco por primera vez en el Parlament.

Abascal no se autoexcluye como protagonista de la moción de censura