viernes. 29.03.2024

A la mayoría de nosotros nos nace el impulso de tirar las cosas – aunque eso a veces signifique tener que comprar otra que cueste más-- y es que suele ser más fácil que encontrar una tienda que te lo arreglen, llevar lo que se quiera arreglar allí, volver más tarde a recogerlo, y encima, correr el riesgo de que vuelva a estropearse en el futuro.

Pero los vecinos de un barrio de Glasgow han comenzado a asumir esta importante responsabilidad.

Después de que se abriera un taller de reparación en el barrio de Govanhill, cientos de residentes empezaron a llevar sus aparatos electrónicos y ropa para repararlos, resistiendo el impulso de librarse del problema yendo a Amazon y comprando uno nuevo.

Además de reparar artículos rotos, Remade también trabaja para encontrar nuevos hogares a los artículos de segunda mano, así como para donar los ordenadores portátiles u otros aparatos con internet que no se necesitan con los hogares que carecen de ellos.

Hasta ahora han suministrado 1.000 ordenadores a personas tras recibir donaciones del ayuntamiento de Glasgow.

La BBC habló con una clienta usual que dijo que tuvo un momento decisivo cuando un cable alargador que tenía dejó de funcionar.

"Mi respuesta inmediata fue, bueno, esto es una chorrada, supongo que iré a una tienda online como Amazon y compraré otro", dijo. Luego pensé: "Espera, no hay ninguna necesidad de hacer eso; sé que este lugar está abierto justo al final de la calle".

No es fácil hoy en día llevar ese pensamiento hasta el final. Pero, en cierto sentido, es lo que hay que hacer por el planeta, ya que los aparatos electrónicos viejos contribuyen enormemente a los residuos no degradables de los vertederos.

Además, no se trata sólo de la carga que supone transportar, almacenar y arrojar los residuos electrónicos a un vertedero, sino de las emisiones que genera su sustitución.

Los ordenadores, los teléfonos y las tabletas, por ejemplo, necesitan microchips cuya producción depende del litio, que es un mineral de tierras raras cuya extracción es muy cara, tanto en términos de dólares como de emisiones de CO2.

Afortunadamente la plantilla de Remade ha crecido hasta los once empleados para hacer frente a la demanda de escoceses que aceptan la misión de arreglar sus cosas viejas.

Remade, el taller de reparación que lucha por acabar con 'el consumismo' en Gran Bretaña