miércoles. 24.04.2024

La pugna entre diversos estados para conseguir desarrollar la vacuna contra la covid-19 no parece estar motivada solo por motivos sanitarios, sino también por intereses geopolíticos. Ello se puede demostrar en la acusación que lanzado el Reino Unido este jueves a Rusia. Estas acusaciones también han sido suscritas por Estados Unidos y Canadá.

A través de su agencia de seguridad, El Centro Nacional de Ciberseguridad (NCSC por sus siglas en inglés), el organismo inglés asegura que los servicios secretos de dicho país han intentado robar información sobre los proyectos de vacunas contra el coronavirus mediante un grupo de piratas informáticos. El presunto ataque se ha realizado a instituciones británicas, norteamericanas y canadienses que desarrollan la vacuna.

Ante estos hechos que se han difundido, miembros del gobierno de Boris Johnson han reaccionado airadamente. Uno de ellos ha sido el canciller británico Dominic Raab, que ha manifestado su indignación ante este hallazgo, tildando de "inaceptable" que la seguridad rusa tenga como objetivo a aquellos que desarrollan este remedio contra la covid-19.

La respuesta del Kremlin ante tales acusaciones ha sido rechazar categóricamente el supuesto espionaje, posición manifestada por Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa, citado por la agencia de prensa estatal Tass. Asegura que no posee información de un ataque informático a tales instituciones y a su vez ha arremetido contra ellas calificándolas de "infundadas".

Esta nueva circunstancia supone un revés más a las ya maltrechas relaciones diplomáticas entre ambos países, que se empezaron a torcer cuando el ejecutivo británico acusó a Moscú del envenenamiento del ex agente ruso Sergéi Skripal, en la ciudad inglesa de Salisbury,

Reino Unido, EE.UU. y Canadá aseguran que Rusia ha intentado robar información sobre...