martes. 23.04.2024

Los científicos siguen con la gran preocupación del avance de los microplásticos contaminantes en la flora y fauna. Se encuentran cada vez en más sitios como en el agua, en los peces, en los mariscos, en las aves… y en el ser humano.

Un reciente estudio presentado en la Reunión Virtual de Otoño de la Sociedad Americana de Química (ACS) ha encontrado evidencia de químicos de plásticos dentro de órganos humanos y ha desarrollado un nuevo método para detectar microplásticos en muestras de tejido humano.

"Hay pruebas de que el plástico se está abriendo camino en nuestros cuerpos, pero muy pocos estudios lo han buscado allí", explica Charles Rolsky del Instituto de Biodiseño de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) y responsable de la investigación.

Los científicos definen los microplásticos como fragmentos de plástico de menos de 5 mm de diámetro, mientras que los nanoplásticos son aún más pequeños, con diámetros inferiores a 0,001 mm

Muchas investigaciones anteriores sobre este tipo de plásticos diminutos se han centrado en su acumulación y en sus efectos en la vida marina, con especial atención a los mariscos que consumen los humanos.

La gran pregunta es cómo afectan los microplásticos a las personas. "En este momento, no sabemos si este plástico es sólo una molestia o si representa un peligro para la  salud humana", reconoce Rolsky.

Los humanos ingieren microplásticos y al menos pasan por el sistema digestivo, como lo demuestran diversos estudios que los han encontrado en muestras fecales de personas de todo el mundo. Sin embargo, se sabe muy poco acerca de si se van a otra parte del cuerpo después de la ingestión o de los efectos que tienen en la salud, si es que los tienen, en los seres humanos.

Estudiaron 47 muestras de 24 individuos, tomadas de órganos que probablemente estén expuestos o filtren los microplásticos, como son los pulmones, el hígado, el bazo y los riñones.

"Sería ingenuo creer que hay plástico en todas partes pero no en nosotros", señala a Forbes Rolf Halden, de la Universidad Estatal de Arizona. "Ahora estamos proporcionando una plataforma de investigación que nos permitirá a nosotros y a otros buscar lo que es invisible".

"No queremos ser alarmistas, pero es preocupante que estos materiales no biodegradables que están presentes en todas partes puedan entrar y acumularse en los tejidos humanos, y no conocemos los posibles efectos sobre la salud", escribe los investigadores. "Una vez que tengamos una mejor idea de lo que hay en los tejidos, podremos realizar estudios epidemiológicos para evaluar los resultados en la salud humana".

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