miércoles. 24.04.2024

El uso de la pornografía en Internet se ha incrementado de una forma abismal. Para los usuarios habituales ver porno es un entretenimiento, pero para algunos se convierte en un hábito que genera dependencia y comportamientos compulsivas que no saben controlar.

La pornografía como material audiovisual que representa explícitamente actividades sexuales y genitales, cuyo fin es el de excitar al espectador. Al igual que ocurre con otras dependencias similares como la adicción al sexo, hacerlo con demasiada frecuencia e interfiriendo en la vida diaria del sujeto. El consumo excesivo de este material provoca cambios en el cerebro, alterando la dopamina, creando mayor resistencia a la misma y a la pérdida de muchos receptores en células nerviosas. El cuerpo y el cerebro necesitan una mayor dosis de pornografía para poder sentir lo mismo que la primera vez.

Los adolescentes y la pornografía

Los adolescentes ven por primera vez pornografía sobre los 12 años. El consumo de este se produce casi en su totalidad en la intimidad y a través del teléfono móvil, centrándose en contenidos gratuitos online, basados de manera mayoritaria en la violencia y la desigualdad, según el informe publicado en Save the Children. La gravedad del asunto es que el 36,8% de los adolescentes no distinguen la ficción de la realidad y el 38% no considera que exista desigualdad. 

Algunas de las consecuencias del porno en los adolescentes son las distorsiones de las relaciones, construyen sus primeras relaciones sexuales con estas referencias, pudiendo ser sus primeras relaciones un tanto traumáticas por las altas expectativas creadas. Mantienen prácticas sexuales de riesgo, ya que el 13,7% de los adolescentes no utiliza métodos de protección, fomentando los embarazos no deseados, transmisiones de ETS…Hay un peligro de violencia, no es que la industria pornográfica te haga ser un agresor sexual, pero banaliza y normaliza practicas sexuales con violencia. Una mujer que consume pornografía no detecta una posible violación, porque lo normaliza. 

El negocio de la industria pornográfica

El porno es el segundo negocio más importante en volumen de capital, solo por detrás de los videojuegos y por delante de otras industrias como la cinematográfica. Económicamente está por delante de la industria farmacéutica o la alcohólica. El primer negocio en Internet es el porno, el segundo el juego y el tercero, la pornografía infantil. 

La industria pornográfica es la responsable de algunos avances y retrocesos tecnológicos. Fue uno de los poderes fácticos determinantes en la victoria del VHS. Además, ha propiciado el auge de servicios de pago electrónico como PayPal o los Bitcoins. La pornografía infantil se paga casi en su totalidad en Bitcoins, porque esta moneda no deja rastro ninguno y garantiza el anonimato del sujeto que visita y visiona este contenido.

Adicción al porno, la epidemia silenciosa

Según el psiquiatra Josep Mª Farré, del Instituto Dexeus de Barcelona “muchos pueden pensar que la adicción al sexo es una suerte más que un problema de salud. Sin embargo, son personas que ven peligrar su estabilidad emocional, sus relaciones familiares y sociales o el trabajo por causa de un impulso imposible de frenar”.

“Desde los 11 comencé a empezar en el mundo de la pornografía. Y es idiota pensar que todos consumen porno “industrializado”. La mayoría consumen páginas bizarras en las que realmente hay videos horribles de cosas que ni te imaginas", nos contaba J.M, adicto al porno. Añadió también a testimonio, "A mi me afectó en cómo creía que debía ser una relación sexual y lo que creí que disfrutaba o quería una chica...tuve intenciones de abusar".

Estamos sumergidos en una crisis silenciosa de nativos pornográficos, sin una buena educación sexual impartida desde las propias familias y centros educativos. 

 

La industria pornográfica: la máquina de hacer dinero pero con consecuencias graves