viernes. 29.03.2024

Redacción.- Tras la confirmación de la muerte de 20 personas y 26 heridos en El Paso, las autoridades federales de EE. UU. investigan ahora el cómo, el por qué y el quién de esta matanza, ocurrida el sábado 3 de agosto en un centro comercial, próximo a la frontera con México.

Por el momento, estas ya han confirmado que mirarán el caso bajo la lupa de un “terrorismo doméstico” y un “delito de odio” que, al sospechoso, “un hombre blanco de 21 años”, podría acarrearle la “pena capital”. Al menos así lo buscará el fiscal del distrito de El Paso, Jaime Esparza, que recibe el apoyo de John Bash, fiscal federal para el distrito oeste de Texas.

“Estamos tratando esto como un caso de terrorismo doméstico, y vamos a hacer lo que hacemos a los terroristas en este país, que es ofrecer una justicia rápida y segura”, anunció Bash, quien frente a la prensa añadió que el ataque parece “estar diseñado, por lo menos, para intimidar a una población civil”.

Autoridades, gobernadores y portavoces legales coinciden en que el tiroteo podría haberse producido con una intención de odio. Un manifiesto que circula en Internet con la tesis de una “invasión hispana en Texas” y que defiende un “reemplazo de la gente de raza blanca por extranjeros”, podría demostrar esta versión. Pero aún no se ha confirmado que el supuesto autor esté vinculado a este escrito de cuatro páginas, que además apoya la reciente matanza en dos mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda, que causó la muerte de 51 personas.

“Ahora tenemos un manifiesto de este individuo que indica un posible delito de odio. La narrativa del manifiesto está alimentada por el odio (…) y está alimentada por el racismo, la intolerancia y la división”, afirmó a primera hora de este 4 de agosto Greg Allen, jefe de Policía de El Paso.

Lo que se sospecha es que un joven llamado Patrick Crusius habría conducido más de diez horas desde su residencia en Allen, un suburbio de Dallas, hasta El Paso, para cometer esta matanza. Si bien, de ser cierta la conexión de Crusius con el manifiesto, este podría recibir una sentencia de pena muerte, ya que las ejecuciones son permitidas en el estado de Texas.

Pese a la tensión migratoria que separa a México de EE. UU., El Paso es una urbe fronteriza de 700.000 habitantes, en la que más del 80% de ellos son de origen hispano. El centro comercial donde ocurrió la matanza era un lugar de encuentro para muchos ciudadanos mexicanos, de ahí que al menos seis de los 20 fallecidos y nueve de los 26 heridos hayan sido de esta nacionalidad.

Ante la muerte de sus ciudadanos, México, por orden de su presidente Andrés Manuel López Obrador, ha decidido emprender “acciones jurídicas” para exigir la protección de todos los mexicanos en EE. UU. “Lo que ha ocurrido es inadmisible y daremos a conocer las primeras acciones jurídicas que tomará el Gobierno de México, de acuerdo al derecho internacional”, expresó el secretario de Exteriores, Marcelo Ebrard, en un vídeo en Twitter en el que condena este “acto de barbarie” en El Paso.

“El presidente (Obrador) me ha instruido para que esta indignación se traduzca, primero, en proteger a las familias afectadas y, segundo, en acciones legales eficaces, prontas, expeditas y contundentes para que México exija que se den las condiciones para proteger a la comunidad méxico-norteamericana”, prosiguió Ebrard, sobre el que es el ataque con armas número 249 en EE. UU., en solo lo que va de 2019. Un ataque que en su más reciente rueda de prensa ha afirmado que es "un acto de terrorismo contra los mexicanos en EE. UU.".

El ataque número 250 se produjo este domingo 4 de agosto en Ohio, con nueve fallecidos. Para Jesús Seade, el vicecanciller de México en EE. UU., es la “retórica” del país la que produce “tales actos de barbarie y xenofobia”. Para el presidente Donald Trump, el “odio no tiene cabida en nuestro país”. Sin embargo, la lista va sumando y las reacciones políticas van desde la tesis del lobo solitario con problemas “de salud mental”, como insiste el mandatario, a una revisión del sistema de armas, como piden los demócratas.

Y es que, en ambos tiroteos, tanto en el de El Paso como en el de Ohio, los sospechosos responden a un perfil de hombres jóvenes de piel blanca con acceso a armas. Una situación que se ha convertido en el argumento uno de los candidatos presidenciales demócratas, quienes piden leyes más estrictas sobre armas, atribuyendo incluso a Trump la responsabilidad, “al avivar los temores, el odio y la intolerancia”.

“No me agrada decir esto, pero creo que todas las evidencias sugieren que tenemos un presidente que es racista, que es un xenófobo que apela y está tratando de apelar al nacionalismo blanco”, consideró el senador Bernie Sanders, mientras que el miembro de la Cámara de Representantes para Ohio, Tim Ryan, lo respaldó sentenciando que “los nacionalistas blancos piensan que (Trump) es un nacionalista blanco”.

El individuo sospechoso del tiroteo en El Paso podría recibir la “pena capital”