viernes. 19.04.2024

Italia vive una situación complicada en la actualidad. En pleno proceso de desescalada, y tras vivir dos de los meses más difíciles de su historia reciente, la crispación política y ciudadana está comenzando a tomar las calles, creando nuevos movimientos como el de los 'chalecos naranjas'.

Entre los partidos conservadores del país, la Liga, con Matteo Salvini a la cabeza, está comenzando a perder apoyos en detrimento de otra formación con ideas más radicales, Hermanos de Italia. Este partido que comparte grupo en el Parlamento Europeo con Vox y está liderado por Giorgia Meloni, ha defendido posiciones polémicas como que se debían hundir los barcos de las ONGs con refugiados, mientras que Salvini se limitaba a pedir el cierre de los puertos.

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Sin embargo, el movimiento de los chalecos naranjas afirma ser ajeno a estas posiciones políticas y la propia Meloni marcaba distancias con ellos en el diario Repubblica, tras coincidir con ellos en una de las manifestaciones: “Es otro movimiento, otra manifestación, aunque entiendo el descontento”. En el movimiento se consideran “primos” de los chalecos amarillos franceses, a pesar de que sus reivindicaciones no son tan similares.

Su líder, Antonio Pappalardo, es un general retirado de los Carabinieri (policía) de 73 años, y ya ha conseguido reunir a cientos de personas para organizar protestas en ciudades como Milán o Roma. Varias de las consignas que se reivindicaron en estas concentraciones responden a teorías conspiranoicas, como por ejemplo que el coronavirus es solo un instrumento de los poderosos para terminar con la libertad y controlar a los pueblos.

Su ideario se centra en ir contra el Gobierno de Giuseppe Conte, ante el que piden su dimisión inmediata a la vez que la creación de una asamblea constituyente, que apruebe una nueva ley electoral. Además, también piden la salida inmediata de la Unión Europea y del Euro, proponiendo el regreso a la moneda anterior, la lira. Por último, son firmes defensores de las teorías antivacunas, ya que tampoco creen en ellas.

Durante sus concentraciones del sábado y martes pasados, en las que estuvieron presentes algunas formaciones de extrema derecha como CasaPound y Marcha sobre Roma, las distancias de seguridad se ignoraron por completo, así como el uso de mascarillas, consideradas como perjudiciales por su líder Pappalardo.

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Respecto al perfil de ciudadano que se está uniendo a estas protestas, existe una gran variedad, fruto de la polarización de la política vivida en los últimos meses. Una parte de ellos son desempleados que se han visto muy afectados económicamente con la crisis, otros son el colectivo antivacunas de Italia, que cuenta con un número considerable de seguidores. Por último, un importante sector de los votantes de partidos de derecha y extrema derecha se han unido a la corriente.

En cuanto al pasado de su líder, Pappalardo no es la primera vez que se aproxima a la política. Llegó a ser diputado por Roma en 1992 y subsecretario de finanzas al año siguiente, con Azeglio Ciampi como presidente. En el año 2011 organizó una manifestación de camiones importante en todo el país y finalmente en octubre de 2019 se presentó como candidato a gobernador de la región de Umbría y obtuvo 587 votos, el 0,13%.

En definitiva, el país mediterráneo comienza a tener varios frentes abiertos de los que debe hacerse cargo. En primer lugar, los fallecidos por Covid-19 suman ya más de 33.000 y los contagiados están por encima de los 232.000. Por suerte estos datos se han reducido enormemente, pero como consecuencia de la pandemia han cogido fuerza otros movimientos como el de los chalecos naranjas, que, a pesar de que tengan una apariencia de corriente minoritaria y conspiradora, sirven de aviso para percibir el gran descontento de muchos sectores de población en Europa.

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